Melgar terminó goleado una semana movida que Zamora inició denunciando que un grupo de asesores deportivos estaban buscando su reemplazo.Real Garcilaso le metió tres goles en un partido que no pintaba para semejante resultado; pero que se justificó con el transcurso de los minutos.
Primero fue Ramòn Rodrìguez el que aprovechò otro error defensivo en una pelota parada (tiro libre) para colocar el 1-0. Ya en el complemento, los cusqueños ratificaron con dos goles màs (Fabio Ramos y Andy Pando) su superioridad.
A estas alturas, fecha 31 del campeonato, se podría pedir madurez en un equipo que a lo largo de las 30 fechas anteriores se ha ido desinflando en su rendimiento colectivo e individual.
Ni el debut de Aubert rompió el libreto ya conocido por todos. Melgar es predecible y esa es su principal falencia. Cuando colectivamente no funciona entonces espera un "milagro individual" y si este no aparece cede fácilmente resultados.
Parece que los rojinegros ya llegaron a su techo, que su límite está más cerca de lo que muchos esperaban. No es por el 3-0, ni por el 1-0 ante León, sino por un conglomerado de rendimiento.
No se jugò mal, lo que podría ser un consuelo para los hinchas que podrían pensar que solo fue un traspié. Se jugó como lo está haciendo hace varias fechas, solo que esta vez el rival fue menos considerado y anotó las que creó, mientras que, como se ha hecho una constante, se perdió las pocas oportunidades que se tuvo como la del minuto final cuando Meza Cuadra desperdició un mano a mano.
La defensa con Balta, Contreras y García fue sólida cuando no la exigieron. Falló en el tiro libre de Ramos que terminó en el gol de cabeza de Rodríguez, se desconcentró en el gol de Ramos cuando Carvallo estaba en el suelo y nadie fue con convicción a luchar la pelota que quedó sorteada en el aire; y lo hizo, esto ya por cansancio, en el gol de Pando que nació en un contragolpe.
Ofensivamente las cosas tampoco fueron constantes. El zaguero Contreras fue lo màs peligroso no solo porque comenzò a desbordar como lateral cuantas veces pudo, sino que pisó el àrea rival y mandó un bombazo de unos 30 metros que terminó con el letargo de Carranza que tuvo que esforzarse para lanzarla al córner.
A estas alturas Zamora debe estar pensando si la llegada de dos delanteros (Alva y Cuesta) solucionaràn todos los problemas que tiene el equipo, o quizá encuentre una mejor respuesta replanteando algunos conceptos como ser un poco más realistas y mezquinos con las posibilidades reales de un equipo corto en todo sentido.
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