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| Nilson y Anderson. (Foto revista Pasión Deporteaqp). |
Juan Reynoso infla el pecho y tiene todo el derecho de hacerlo. Dos de sus creaciones irán a Rusia 2018. Son sus descubrimientos, mejor dicho, experimentos que al inicio crearon dudas y desconcierto, pero ahora son realidad: Nilson Loyola y Anderson Santamaría.
Ambos casos son similares. Los dos llegaron a Melgar a jugar en una posición y terminaron en otra que les abrió la puerta de la selección.
Al igual que su política de rotación que en un principio fue difícil de entender, lo que tenía planeado para Nilson y Anderson tampoco muchos entendían.
Santamaría llegó a Melgar en el 2016, un año antes (2015) en León de Huánuco fue la revelación del campeonato al ser un volante con mucho gol (anotó 13). Ese antecedente de poco valió a Reynoso que decidió probarlo como zaguero central y le cambió la vida.
Aunque ya no tenía tantas libertades para ir al ataque, el tingalés se dio cuenta que su nuevo puesto le acomodaba bien y que era inútil reclamar a un técnico que estaba seguro que podía ser más exportable como zaguero. No se equivocó, en el 2018 se lo llevó al Puebla de México donde ganó más roce internacional, de ese que falta para ser convocable a una selección.
El caso de Loyola es el mismo. El joven delantero de las canteras de Cristal, arribó a Arequipa en el 2014 para jugar en la reserva. Recién en el 2016, Reynoso lo promueve al primer equipo después de dos temporadas donde le comenzó a inculcar los secretos para convertirse en lateral izquierdo.
Nilson dejó el ataque para defender. La metamorfosis fue rápida porque reunía condiciones innatas para el puesto: velocidad y sacrificio.
Santamaría y Loyola inician su romance con la selección desde setiembre del 2016. A partir de esa convocatoria nunca han estado ausentes en los llamados que ha hecho Gareca y ahora se van a Rusia. Le deben un obligado reconocimiento a su creador, Juan Reynoso.
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