Se lo vocea para un equipo grande de Lima hasta para dirigir a la Sub-20 nacional; pero Carlos Manta se tapa los oídos. No oye, no quiere oir o simplemente se hace el loco. Pero el DT de Melgar no calla y cuando habla peca quizás de sincero: “Yo vine a Perú por gloria y prefiero conseguir la gloria de quedar sexto con Melgar que quedar primero con un grande de Lima como Alianza o Universitario. Dirigir a un grande no me quita el sueño”.
Dijo que no le molesta que le digan loco, showman, pintoresto o loco; pero lo que sí lo sacó de sus casillas fue cuando periodistas limeños le recomendaron que se dedique a trabajar y no a hablar. “Pasaron dos fechas y dijeron que Manta se dedique más a trabajar que a hablar, eso sí me enervó me pareció una falta de respeto porque los que dijeron eso no sabían de mi trabajo y lo que estamos haciendo en Melgar. Ahora dicen que puedo llegar a un equipo grande”.
“Antes, en mis tiempos, decir la verdad, ser sincero, era normal; ahora no lo es. Hay mucha hipocrecía y contra eso estoy luchando, estoy luchando para cambiar la mentalidad del fútbol peruano pero hay que ver si me dejan hacerlo. Yo no soy dueño de la verdad pero sí de mí verdad”, sigue.
Se le encienden los ojos cuando habla, es elocuente y parece bromear cuando dice que es un hombre tímido. “Yo soy muy tímido”, afirma. Hay muy pocos que le creen. “La habilidad del futbolistas peruano no la tiene nadie, lo que pasa es que hay que cambiar la mentalidad y eso estamos haciendo en Melgar, cada día trabajamos en eso y poco a poco estamos logrando mayor credibilidad. Este equipo se está acostumbrando a no perder”.
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