La violencia en los estadios arequipeños volvió a
presentarse, esta vez en el “Máximo Carrasco Meza” donde se disputaba el
segundo partido de la quinta fecha de la Primera División de Paucarpata. Los
vándalos vestidos de hinchas, los jugadores de los clubes Palmeiras y Unión
Católica, y los árbitros fueron los protagonistas de un hecho que se está
haciendo recurrente todos los años.
La batalla campal comenzó cuando el juez Javier Ilaquita
expulsó, por agresión mutua a un jugador de cada bando, a falta de un minuto
para que termine el partido que venía ganando Católica 2-0.
Una hincha lanzó una botella que impactó al expulsado de
la Católica, lo que provocó una trifulca en la tribuna entre ambas barras a las
que se sumaron los jugadores que pasaron sin problemas la valla que separa la
cancha con las graderías. Los efectivos policiales que estuvieron presentes
lograron calmar los ánimos. Cuando todos pensaban que todo volvía a la
tranquilidad, estos desadaptados ingresaron al campo y la emprendieron sin
motivo alguno contra la terna arbitral que había dirigido acertadamente el
compromiso.
Durante diez minutos los jueces fueron víctimas de
insultos y golpes ante la imposibilidad de los efectivos policiales de parar a
la turba.
Ante esta penosa situación la dirigencia de la Liga y los
jueces decidieron acertadamente suspender la fecha. La denuncia fue sentada en
la comisaría de Campo de Marte.
Sanción
Según el reglamento de justicia, ambos clubes tendrían que ser separados del campeonato, tomando como antecedente inmediato lo sucedido el año pasado en la Liga de Mariano Melgar con el club CIMA. Además el estadio sería vetado hasta que se coloque un cerco perimétrico alrededor del campo de juego.
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