Galliquio le hizo el milagro a San Martín

Foto LÍBERO.
Existe un antes y un después de la expulsión de John Galliquio. Su tercera roja en el año, la tercera vez que se va a vestuario antes de tiempo en solo ocho partidos que ha disputado (7 del Torneo del Inca y 1 del Apertura). Y aún hay un dato mayor, todas las rojas fueron directas, no hubo necesidad de amonestarlo antes, sus faltas resumidas en codazos a sus rivales siempre merecieron la sanción máxima.
El fútbol, como casi todo en la vida, es de detalles y ese minuto 35´, ese instante de insensatez del exdefensa de

Universitario, cambió el rumbo de un partido que Melgar lo tenía, o así parecía, controlado.
El arranque ante San Martín tuvo el sabor de jornadas pasadas. Melgar en envalentona y los rivales lo respetan más de lo que quizá se merece. Eso es bueno. Generalmente los primeros minutos siempre son los mejores y esta vez no fue la excepción. Reynoso puso su mejor once en la cancha, ese once que para la mayoría debería ser el que siempre arranque de visita o local.
Montaño como el cerebral, Ruidíaz incrustado en el área, Zúñiga hostigando, Minzum poniendo equilibrio en la volante y siempre dispuesto a solucionar partidos con pelota parada, con Lampros marcando en la volante y llegando al área rival con panorama, y atrás con la seguridad que la juventud de Medina pueda dar, que a estas alturas ya es bastante.
Todo marchaba bien, a pedir de boca para Reynoso que justificada así decisiones como la de hacer ultrasecretas sus prácticas de fútbol. En fin, el resultado futbolístico estaba a la vista de todos los que fueron al "Monumental Arequipa" y la cosa mejoro aún más cuando llegó un gol que se trabajó en la pizarra.
Zúñiga siempre en lo suyo, mucho sacrificio pero sin compañía.
Un córner corto de Fernández. Cede la pelota a Arias que llegó pegado a la banda derecha para sacar un centro a media altura y encuentra muy bien ubicado a Lampros que, ya acostumbrado a meterse al área rival, la toca con la parte interna de su botín derecho. Ni fuerte ni despacio, lo justo para que la pelota se meta por el ángulo superior izquiero de Farro.
Golazo que a esas alturas justificada el dominio sobre un San Martín que parece despintado, sin ese vértigo que le ha inculcado su técnico Christian Díaz. Pero como prácticarlo cuando al frente tenían a once rojinegros que pese a sus piernas más trajinadas se las ingenieron para tranquilizar el ímpetu de Sánchez, el ataque de Mana. Hasta Cartagena se veía impotente para marcar a Montaño que lo que no tiene en velocidad lo tiene en potencia.
La tarea se estaba cumpliendo con solvencia hasta que apareció esa reacción inesperada, inoportuna e infeliz de Galliquio. Un codazo y roja directa del árbitro Ramón Blanco. No hubo nada para reclamar ni razón para hacerlo. Solo Reynoso se agarró la cabeza y miró a su asistente Ortega para buscar explicaciones sobre una nueva mala reacción de John.
Cuando se reanudaron las acciones Melgar cambió de tez. Ya no era imponente. Le entró temor escénico. Jugar con diez, sentirse menos en número los golpeó. Casi al instante, Montaño se gana la amarilla por una mala reacción. Ese fue motivo suficiente para que Reynoso, ya temeroso de ver mermado a su equipo, decide sacarlo y colocar a Beltrán para que apoye a la marca, cuando faltaban 13 minutos para que termine el primer tiempo y con 45 minutos aún por jugarse del complemento.
Nuevamente se equivocó. Le ganó sus temores. Regaló la pelota a los "santos" que de inmediato captaron el temor de la tienda rojinegra. El primer tiempo acabó con ventaja dominó y en el entretiempo no se replanteó nada, al menos eso se notó en la cancha.
Desde que arrancó, San Martín metió a Melgar en su área. Invirtió los papeles de forma dramática obligando a  ver a la peor versión del equipo dominó, todo tirado atrás, buscando un contragolpe, regalando metros de cancha y también la iniciativa.
Reynoso no rearmó su equipo, simplemente ordenó cuidar el 1-0 como si estuviera jugando de visita y eso  no se puede hacer en Arequipa, cuando lo intentó siempre le fue mal y hasta ahora, lo demostró ayer, no aprendió la lección.
No tomar riesgos se paga caro y lo hizo Melgar. Ya con el ingreso de Nelinho Quina por Arias, el técnico rojinegro ratificó que quería cerrar el partido a falta de 20 interminables minutos.
A esas alturas ya la defensa de San Martín jugaba en el mediocampo. Díaz tomó mejores decisiones o mejor dicho, las más lógicas. Metió a Mana y a Iberico para seguir presionando a un rival que lo único que estaba haciendo era resguardarse en su área.
Zúñiga trató de tomar la pelota pero ya el físico lo venció y fue cambiado por un frío Rainer Torres. Ni Fernández ni Ruidíaz pusieron esa cuota de sacrificio que se necesitaba para tomar la pelota en el área propia y llevarla al otro territorio. 
Con San Martín posicionado en el campo, era difícil mantener el cero en el arco de Medina que se mostró sobrio en cada intervención que tuvo. Pero no todas las iba a tapar. A los 71´, Sánchez saca un centro desde la izquierda, Corzó (lateral por la derecha) le gana la espalda a Minzum que en su desesperación trastabilla y cae, se eleva y mete un frentazo certero. El 1-1 estaba sentenciado.
San Martín intentó el segundo por todos los frentes y estrelló dos balonazos en el parante del arco dominó. Al frente la única clara que se creo nació de un pelotazo que agarró a Ruidíaz de frente al arco de Farro pero le faltó fuerza para soportar la marca del defensa santo que con algo de maña lo dejó tirado en el área. Reynoso se agarró de esa jugada para reclamar un mal arbitraje y tratar de justificar el pésimo segundo tiempo que planteó.
En los minutos finales salió a relucir más ganas que fútbol pero ante un equipo como San Martín esos argumentos no sirven para hacerle daño. El pitazo final sentenció una derrota anímica para un equipo que tenía que ganar este partido para ir cimentando su camino al título del Apertura.
Reynoso entró a reclamar a Blanco y de eso se contagió la tribuna que tenía que buscar un culpable para un resultado que fue como una cachetada a la ilusión que muchos han sembrado en este despintado "dream team".
Melgar arrancó con Medina, Uribe, GalliquioTR, Villamarín, Minzum; Lampros, Montaño TA, Arias, Zúñiga, Fernández y Ruidíaz. Luego ingresaron Beltrán por Montaño, Nelinho por Arias y Torres por Zúñiga.

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