Las
diferencias saltan a la vista cada vez que Melgar abandona suelo nacional. Ya
no es el equipo sólido, ordenado y olvida en casa esa jerarquía que lo
convierte en uno de los “cucos” del Descentralizado.
Afuera
se va de cara con su realidad y esa realidad dista mucho de la promesa de su
técnico de convertir a Melgar a un equipo competitivo internacionalmente.
En
dos salidas en Copa Libertadores encajó dos derrotas y seis goles. Pero hasta
se podría considerar como resultados predecibles la derrota de la semana pasada
ante River en Argentina (4-2) y la de
hoy (2-0) frente a DIM en Colombia, pero lo que hace sonar las campanadas de
alerta es lo que el equipo de Reynoso muestra o, mejor dicho, no muestra en la
cancha.
Chispazos,
Melgar solo es eso, chispazos. Nada consistente, nada sólido ni palpable, nada
construido. Pasó ante River, unos primeros minutos importantes, con dos goles
de Herrera, y luego vino la catana rioplatense. Lo mismo sucedió frente a DIM
que prácticamente pasó como una aplanadora sobre las ideas futbolísticas de
Reynoso.
Salvo
la oportunidad de gol que desperdició Loyola, Melgar no propuso nada importante en el Atanasio Girardot de
Medellín.
DIM
construyó su triunfo en base a la mezquindad que le brindó su rival. Reynoso
cambió de protagonistas, pero el rendimiento colectivo no varió. Por momentos,
como pasó en Argentina, se tocó, se jugó con la comodidad que se tiene en el
torneo local, pero cuando el rival apretó el acelerador, la figura rojinegra se
fue achicando al punto de ser un claro ejemplo de las grandes diferencias entre
el fútbol peruano y el del resto de Sudamérica.
El
problema, dijo Reynoso en su conferencia de prensa en el Monumental de Núñez,
son los cimientos ideológicos del fútbol nacional (taquito, huachita,
sombrerito, etc.) los que parecen condenar a todos los equipos peruanos que
salen a competir al extranjero, y lamentablemente Melgar no escapa a esa
herencia.
Colectivamente
Melgar solo se encuentra hasta que el rival se lo permite. Cuando se siente
presionado se acaban las ideas, se termina el ímpetu y llega el desorden que
opaca actuaciones individuales que destacan como la de Álvarez que pese a
encajar dos evitó por lo menos cuatro, o la de Arias que de sus pies nacieron
los principales momentos lúcidos de su equipo. Después, el resto simplemente
fue comparsa.
Solo
habría que aferrarse en esos minutos de claridad futbolística que por momentos
regala para sostener que hay posibilidades de luchar la clasificación a la
segunda fase de Libertadores.
El
próximo miércoles Melgar recibe a DIM, partido que tiene la etiqueta de
imperdible y que definirá matemáticamente las posibilidades de pasar a la
segunda ronda.
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