El plantel 1981 de Melgar quedará en la historia del fútbol arequipeño
perennemente. Ese equipo hizo delirar a toda una ciudad y reinvindicó al
balompié provinciano ante el monopolio de títulos de los equipos de Lima.
Ayer contamos como este plantel prácticamente se autofinanció
con las taquillas. Sin auspiciadores millonarios ni derechos de transmisión por
cobrar, antes sostener un equipo si era tarea titánica.
Más aún si ese mismo club dos años antes había estado guiñando
el ojo al descenso del que se salvó porque fueron los jugadores arequipeños con
algunos injertos foráneos los que salvaron la situación.
Pero sabe usted qué le dieron a ese grupo que llevó a la
gloria al dominó. Muchos pensarán que por lo menos les regalaron una taquilla
para que se repartieran entre comando técnico, jugadores y personal auxiliar,
eso sería lo mínimo si tomamos en cuenta que ellos fueron - con sus buenas
actuaciones - los que llenaron estadios y se autofinanciaron los sueldos.
Bueno, no fue nada de eso. El capitán de ese equipo, el
histórico Raúl Obando, lo contó en su oportunidad. La dirigencia del profesor
jubilado Eduardo Valencia les dio a cada integrante del plantel de jugadores
una radio a pilas, nada más.
Pero ojo, los que tuvieron la suerte de vivir esa tarde que
el equipo retornó de Lima y llenaron la Plaza de Armas quizá no se percataron
que salvo palabras y saludos de las autoridades mistianas, no les rindieron
ningún reconocimiento oficial, todo fue oral, no hubo ningún documento.
Recién fue la gestión de Alfredo Zegarra en el 2013 el que
les entregó un diploma de reconocimiento; es decir luego de 32 años la comuna
provincial les brindó una distinción oficial.
Parece una broma, pero no fue así.
Este no es el único caso en el fútbol arequipeño. A otros al
menos les dieron 60 soles de premio.
Eso fue en el año 2008. Total Clean un año antes había
descendido del fútbol profesional y estaba imposibilitado de jugar la Segunda
Profesional porque tenía una deuda de 40 mil dólares a jugadores.
Su presidente Félix Enciso ya era director de la
FPF. Manuel Burga, pese a que las reglas del torneo, ordenó que jueguen.
Así se inició toda una travesía.
Los buenos resultados no iban a la par con el aspecto
administrativo. Solo un ejemplo, las últimas semanas entre los jugadores del
plantel hacían colectas para comprarse agua para los entrenamientos.
Enciso ya en esos momentos estaba desaparecido. No lo
ubicaban por ningún lado. Ahí entró a tallar el liderazgo del técnico Fredy
García. "Les dije a los muchachos que teníamos que campeonar por
nosotros", el mensaje llegó al corazón de estos muchachos.
La final ante Inti Gas se jugó con aceptable cantidad de
público en el estadio Melgar un 6 de diciembre de 2008. El marcador oficial fue
2-1, porque no se valido un tanto de Edgar Romaní justo cuando el árbitro tocó
el pitazo final.
La promesa de Enciso era pagar la deuda apenas termine el
partido. Nunca llegó, es más no estuvo en el estadio. Ordenó que la taquilla se
repartieran entre los jugadores y comando técnico. Luego de los descuentos
administrativos, solo quedó 2 mil 600 soles. Cada jugador recibió 60 soles y al
comando técnico le tocaba 140 soles. García renunció a ese pago y lo entregó al
personal auxiliar al que no le tocaba nada.
Ya en la profesional Enciso vende la categoría al Atlético
Chalaco del Callao por más de 1.5 millones de dólares.
El caso de Bolito de Tacna es menos dramático. El equipo
campeonó en la Copa Perú el 19 de diciembre de 2001 tras vencer en penales a
César Vallejo en el estadio Matute de Lima.
Dos días duró el retorno del plantel. Antes de llegar al
Fiscal, el bus choca y Migule Mostto termina inconciente durante 10 minutos.
Cuando llegaron a Tacna la municipalidad provincial les
prometió un terreno. Solo fueron palabras. Eso sí la directiva de Elena
Martorell cumplió con pagarles 400 dólares de premio.
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