Muere árbitro de fútbol a causa de patada






“Murió el árbitro agredido: crimen”, tituló en su portada el diario Correo en su edición del 28 de marzo de 1979. Solo dos días antes, periodistas de ese medio visitaron el hospital Goyeneche a pedido de los familiares del “hombre de negro” que ya llevaba dos meses internado en este nosocomio a causa de una patada que recibió cuando dirigía un partido de fútbol en el otrora campo de tierra, ahora estadio, Pedro P. Díaz.
Gumercindo Hilario Huaco Salazar, sastre de oficio, falleció a los 59 años de edad. Conocido en el ambiente piebolístico arequipeño, fue árbitro durante 30 años, fue víctima de una agresión artera. Dirigía un partido de un torneo intercomunidades cuando recibió una patada por la espalda, a la altura del tórax. El agresor no fue reconocido porque no se llevaba planilla de juego, tampoco se hizo una denuncia policial.
Pasaron dos días, narraron sus familiares, y el dolor persistía. Fue llevado al Goyeneche y quedó internado, pasó el tiempo y perdió la conciencia. A los dos meses, el 27 de marzo, no resistió más y falleció.
Su viuda María Rodríguez de Huaco y sus 8 hijos (Luz, Miguel Anita, Jesús, Gladys, María, Marcos y Willian) recibieron las condolencias de toda Arequipa que quedó consternada por el descenlace fatal. Colegas árbitros y también dirigentes del fútbol mistiano brindaron ayuda a la familia.
La necropsia se la realizaron el 29 de marzo. Arrojó lesiones al lado izquierdo del tórax, insuficiencia cardiorespitatoria y anemia. Se indicó que el paciente había sufrido una caída de su cama lo que había complicado su situación.
El 30 de marzo los restos del árbitro fueron sepultados en el cementerio General de La Apacheta.
Agresiones a árbitros con este tipo de descenlace fatal en Arequipa no se recuerdan, pero es común que cada temporada en algún campo deportivo los jueces reciban algo más que reclamos verbales no solo de los hinchas sino también de jugadores y dirigentes.
Hasta hinchas llegaron a quemar sus pertenencias, como le pasó al juez Javier Ilaquita, en la cancha de Bellapampa. Este año Gerson Villamar fue golpeado por un jugador del Inclán, y luego con él como juez principal, su línea Abraham Quistgaard Rivera recibió una patada por parte de un directivo del Nacional de Mollendo.
La vocación de árbitro linda a veces con el masoquismo.

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