Melgar es un desastre

El rostro desconcertado de Rafael Castillo cuando Christian Zúñiga erró la primera de las tres ocasiones de anotar que tuvo, ya era una alerta de lo que vendría después. Al final, ese rostro desencajado cambio por uno de resignación. Escuchó que el juez Julio Cáceres dio el pitazo final y caminó en soledad al camerino. No mostró interés en lo que gritaba la gente y mucho menos se fijó en sus jugadores, entró y puntó. Detrás lo perseguían en procesión un puñado de futbolistas igualmente molestos, haciendo – quizá – un mea culpa del pobre rendimiento que tuvieron en el gramado del estadio Melgar. Un 0-2, que bien pudo ser un 3 o 4 a 0, es lo de menos. Lamentablemente Ancash demostró que dentro de Melgar algo está funcionando mal.

Si durante la semana, Castillo explicaba que se sentía tranquilo porque su equipo tenía orden y que el problema era sólo el gol, ayer se tragó sus palabras porque se dio cuenta de que sus jugadores no sólo perdieron orden sino que olvidaron todo lo que les dijo en vestuario. Eso lo desconcertó aún más. Y es que la actuación de ayer fue tan mala que la justificación de que faltó amistosos queda descartada. Han pasado cinco fechas y la dominó ha ido de menos a peor. Quizá tenga una de las vallas menos batidas, sólo encajó tres goles, pero tiene la delantero menos efectiva con cero tantos en 450 minutos de juego.

El gol de Sergio Ubillús a los 18´PT cayó como un baldazo de agua fría e inició la travesía dominó. El segundo, que llegó a los 44´ST por intermedio de Ríchard Estigarribia, fue el tiro de gracia para un equipo que en 90 minutos de juego no pudo cambiar la historia a su favor y se hundió en sus propios miedos.

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