Veamos, llegó en 1992 y realizó la última excepcional campaña de Melgar. Hincha rojinegro que no conozca de él, simplemente peca de ignorante. Gustavo Adolfo Bobadilla, ha sido y es, ídolo en Arequipa. De barba prominente y cara de guerrero guaraní, se adueño del pórtico no con atajadas felinas sino con carácter y personalidad paraguaya, esa que enamoró a los “sangre y luto”. “Arequipa es una ciudad diferente, no quiero decir país por no herir susceptibilidades, pero Arequipa es otra cosa”, conceptualiza.
Ahora vive en Quito. Es asistente técnico en el Nacional de Ecuador, el fútbol le ha sonreído. Tiene cinco mundiales después de que colgó los guantes. Cuatro de ellos en divisiones menores y una en la selección absoluta paraguaya. “Me ha ido bien”, reconoce. Pero quiere hablar de Melgar, de esa camiseta que tanto quiere. “Tengo una deuda con Arequipa. Cuando llegue a Melgar me tracé como objetivo campeonar, como jugador no lo hice pero como técnico sí lo haré. Es un desafío personal”.
¿Cuándo vendrá?, él no se pone fecha. “Yo voy a campeonar y para eso la gente que esta en el club (dirigentes) deben tener el mismo objetivo, sino por gusto iría. Con disciplina y trabajo todo se hace fácil, si hay que emprender un objetivo tiene que ser con seriedad, eso yo les pediría. Si Melgar me lo pide yo acepto. Hace tiempo hubo la posibilidad de ir (2005), pero no habían condiciones de trabajo idóneas”.
VA DE FRENTE
Bobadilla declara como tapaba. Siempre de frente, con fuerza, con claridad. “La campaña de 1992 fue muy buena, pudimos campeonar pero algo falló. En la liguilla en Lima ganamos los primeros partidos y la cosa estaba para campeonar, pero los dirigentes no nos acompañaron en ese objetivo. Me molestó que algunos jugadores de ese equipo habían firmado contrato con otros clubes pese a que la liguilla no había culminado, pienso que hay que tener dignidad y eso les faltó. A mí me hablaron de Alianza, de Universitario, pero respeté a Melgar”.
(*) Entrevista realizada por Alberto Torres en Quito- Ecuador
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