A Pedro Pompilio lo entrevisté, telefónicamente, hace unos diez años cuando aún era miembro del directivo de Mauricio Macri y encargado de las divisiones menores de Boca Junior. Hablamos un par de veces y siempre se mostró claro y sincero. El tema lo ameritaba. Melgar en boca de su tesorero y mano derecha de Alejandro Corrales, Manuel Saiki, había anunciado con bombos y platillos que Melgar iba a firmar un convenio con Boca para ser su filial en Perú.
Lógicamente que bostero lo negó y con voz pausada de locutor añejo de radio explicó que había recibido una carta de un club peruano denominado FBC Melgar de una ciudad que está a mil kilómetros de Lima y que se llama Arequipa. Contó que se había leído esa carta y que como era normal en este tipo de casos, Boca Junior solicitaba una serie de antecedentes y requisitos para tener por lo menos una posibilidad de ingresar a discusión en el directorio.
Acá, Saiky, sin que Corrales lo supiera, se tomó la atribución que la firma del convenio era un hecho, es más que Melgar debería enviar juveniles a la Argentina para probarse y que Boca enviaría a jugadores de la segunda o tercera.
La realidad convalidó en cierta parte lo dicho por Saiky, quien hace un par de años dejó de trabajar con Corrales en Alcosa. Llegó un juvenil delantero de Boca, de apellido Delgado o Fernández, no recuerdo; pero no enviado por Boca. LLegó entrenó dos días y se fue porque Melgar no era el club serio que pensaba encontrar. Por esas circunstancias, se dio mi segunda comunicación con Pompilio. Nos hemos enterado - dijo - de lo que ha pasado con ese jugador argentino y por la forma como han tratado creo que es imposible pensar que podemos si quiera pensar en firmar un convenio con Melgar. Claro y conciso.
Nunca lo tuve frente a frente, nunca más me comuniqué con él, ya no había más motivos. Melgar y Saiky se vieron obligados a voltear la página. Sólo hace unos años me enteré que poco a poco hacía carrera dirigencial en Boca, hasta que llegó a la presidencia. Hace dos días se fue, un paro cardiaco se lo llevó. Esta es la única forma de recordarlo.
Lógicamente que bostero lo negó y con voz pausada de locutor añejo de radio explicó que había recibido una carta de un club peruano denominado FBC Melgar de una ciudad que está a mil kilómetros de Lima y que se llama Arequipa. Contó que se había leído esa carta y que como era normal en este tipo de casos, Boca Junior solicitaba una serie de antecedentes y requisitos para tener por lo menos una posibilidad de ingresar a discusión en el directorio.
Acá, Saiky, sin que Corrales lo supiera, se tomó la atribución que la firma del convenio era un hecho, es más que Melgar debería enviar juveniles a la Argentina para probarse y que Boca enviaría a jugadores de la segunda o tercera.
La realidad convalidó en cierta parte lo dicho por Saiky, quien hace un par de años dejó de trabajar con Corrales en Alcosa. Llegó un juvenil delantero de Boca, de apellido Delgado o Fernández, no recuerdo; pero no enviado por Boca. LLegó entrenó dos días y se fue porque Melgar no era el club serio que pensaba encontrar. Por esas circunstancias, se dio mi segunda comunicación con Pompilio. Nos hemos enterado - dijo - de lo que ha pasado con ese jugador argentino y por la forma como han tratado creo que es imposible pensar que podemos si quiera pensar en firmar un convenio con Melgar. Claro y conciso.
Nunca lo tuve frente a frente, nunca más me comuniqué con él, ya no había más motivos. Melgar y Saiky se vieron obligados a voltear la página. Sólo hace unos años me enteré que poco a poco hacía carrera dirigencial en Boca, hasta que llegó a la presidencia. Hace dos días se fue, un paro cardiaco se lo llevó. Esta es la única forma de recordarlo.
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