Se dio la lógica


La espectacularidad de la tormenta que cayó sobre el "Monumental de Núñez" que se hizo aún más espectacular por el gol de Palermo en el descuento y dramático a la vez al ver a Maradona lanzándose en solitario de panza sobre el remojado césped y celebrando con la emotividad un triunfo que llegó del cielo, porque fue con ayuda del cielo que Argentina pasó de la decepción a la efervesencia de sentirse aún con posibilidades de clasificar directamente al Mundial de Sudáfrica.

Y es que los grandes siempre tendrán un plus, una ayudita que viene a veces del cielo por el vínculo estrecho que Dios tiene con lo más cercano a ser considerado su representante futbolístico: El "D10S" Diego. Y a veces también por ayuditas de esas que en nuestro fútbol son tan comunes a nivel profesional (primera y segunda) y que generalmente afectan a los chicos, a esos equipos de provincias que se ven absorvidos por la imperiosa necesidad de ganar de los grandes de Lima o los recientemente creados "grandes" económicamente.

Esta es una cadena, porque si analizamos nuestros grandes son los chicos de Sudamerica, nuestro primero pasa inapvertido, como quizá lo haría un Melgar ante un Alianza Lima o un Sullana ante un Universitario. Ayer en Buenos Aires, el peruano común sufrió y renegó de su suerte al sentirse ultrajado por un árbitro como René Ortube, que pertenece a ese grupo de árbitros que tiene la Conmebol y entiendo que todas las federaciones para partidos que "merecen un manejo especial".

Nadie se iba escandalizar si ganaba Argentina, es más, era lo más lógico. es por eso que en el diálogo final que tiene con Palacios parece decirle: "Perdieron como todos esperaban, qué pueden reclamar".

A nivel internacional todos hablan de un triunfo sufrido ante una selección empeñosa que no tiene nada que hacer en estas Eliminatorias, pero nadie discute, ni tendrían que hacerlo, la influencia que tuvo el boliviano en el resultado. Los únicos que han reclamado son los nacionales que lo tildan de ratero, pero quién los escucha, nadie. Ellos acostumbrados a ignorar cuanto abuso arbitral se comete contra los equipos provincianos, ahora toman de su propia medicina. Podrán patalear o vociferar, pero al aire.

Ahora el limeño promedio identificado con esta selección que desde siempre ha sido un equipo de Lima y no del Perú, aunque oficialmente lo sea, mastica esa impotencia de sentirse robado.

Lo de Ortube y los dos penales no cobrados aclara nuestra realidad. En el plano sudamericano Perú no existe, en otras palabras no pesa. Porque, pregúntense, qué hubiera pasado si en el último instante Palermo o Tevez hubiera sido trabado en el área, acaso se hubiera pitado el final como se hizo ayer cuando un delantero nacional fue obstaculizado con el codo de un defensa albiceleste. Hubiera agarrado el balón para colocarlo en el punto penal porque sabía que a un grande hay que hacerle justicia, aunque ésta no esté del todo justificada. Y, lo más importante, nadie hubiera reclamado nada porque Argentina tenía que ganar. Los titulares no dicen que Perú pudo empatar, sino que Argentina ganó sufriendo, nadie comenta que Perú fue robado sino que Argentina está cerca del Mundial, o nadie dice que Ortube le dio el triunfo a Argentina sino que Maradona crea dudas sobre su capacidad para dirigir a su selección. En el plano deportivo eso se puede reflejar en un ejemplo: "Tú no me ganaste, yo perdí".

Otro tema de discusión podría ser la falta de capacidad tan peruana de sentirse capaz de ganar. Ese miedo al protagonismo tan arraigado al peruano de cabeza gacha y sumiso, se refleja fielmente en estos jugadores cuando salen a jugar afuera, porque cuando lo hacen en Perú son hasta conchudamente autosuficientes, carajean a los árbitros, patean a los rivales, insultan a los hinchas, etc, etc.. Son sólo perros bravos detrás de la cerca. Afuera ven a un Messi o a un Palermo, o a Diego y con eso se conforman, se sienten realizados, un sueño hecho realidad.

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