Larry Yáñez volvió a ser figura en Melgar. “Mira lo que hace un gol”, dice mientras atiende a la gran cantidad de periodistas que esperan por hacerle una entrevista. “El triunfo no es mío, es de todos mis compañeros”, comenta este majeño de 29 años de edad, padre de dos hijos (Kiara, 5 años, y Key Fabiano, un año y medio) y esposo de Jeymi. “Son todo para mí”, confiesa.
La verdad, lo reconoce, es que es uno de los más regulares de Melgar. El año pasado jugó casi todos los partidos como titular, a excepción de tres por acumulación de amarillas. “Uno siempre trabaja para ser titular, ahora si es reconocido o no, eso es lo de menos. Yo trabajo para jugar”.
Prácticamente consolidado como jugador profesional, “Makei”, apodo que le puso su padre por un personaje de un western llamado Makeison, sueña con jugar en otro club.
“Uno creo que cumple ciclos en la vida. Es momento quizá de jugar en otro equipo, en uno grande o derrepende llegar a una selección que es lo con lo que todos sueñan”, confiesa.
Su contrato con Melgar termina en diciembre. “A estas alturas ya uno piensa en su familia, en un mejor futuro para ellos y eso necesariamente es una mejora económica”.
A Larry, la verdad, poco le importa salir en la prensa, trabaja para que el equipo gane y para sentir esa satisfacción de saber que se está haciendo las cosas bien.
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