Dakar de paso por Arequipa




Los más de 450 kilómetros de enlace entre Yauca y el campamento en Arequipa (Km. 18 de la Variante de Uchumayo) causó más estragos que los 283 Km. que los pilotos tuvieron que sortear en las inhóspitas dunas de Nazca y Caravelí. Salvo la extensa fila de curiosos que se colocaron en las laderas de la panamericana sur para aplaudir a cuánto máquina con pinta de Dakar transitaba sorteando buses interprovinciales, autos particulares, etc.


Y es que en las dunas, en el desierto, en la pampa, los pilotos viven la libertad, la tensión se convierte en adrenalina pura, el miedo en coraje, la timidez en osadía; pero el Yauca – Arequipa en velocidad controlada fue sumamente estresante.
“Ha sido un día duro, donde lo más estresante ha sido el enlace”, contó Cyril Depres (FRA) que fue el primer piloto en llegar al campamento pasadas las 4 de la tarde. Su malestar perceptible en sus palabras y gestos era lógico. Su compañero Olivier Pain le había arrebatado el primer lugar de la general en motos en una etapa que ganó sorprendentemente el español Joan Barreda.
Depres, cuatro veces ganador en motos del Dakar, ha revivido viejos temores que dicen que el número “1” es de mal augurio. Las veces que le dieron esa numeración nunca ganó. Ayer quedó 14vo. y marcha tercero en la general a tres minutos del puntero.
Lo mismo pasó con el favorito para ganar las cuatrimotos, al argentino Marcos Patronelli. Llegó cansado, pero a diferencia de Depres que prefirió meterse en su remolque para bañarse y descansar, lo primero que hizo fue comenzar a revisar su máquina. “La etapa fue buena, larga, cansada por el enlace. Esto recién comienza, aún queda mucho kilometraje adelante, entonces hay que ir con cuidado”.
La misma actitud tomó el líder en coches, el príncipe de Qatar, Nasser Al-Attiyah. “Dura la etapa, hasta el momento ha sido la más complicada; pero el coche se ha portado muy bien”, dijo antes de comenzar a analizar algunas reparaciones en su tren delantero junto a sus mecánicos.
Pero los ojos  estaban atentos en Stéphane Peterhansel, 7 veces campeón en Motos y 4 en autos. No habló con nadie. El “Mr. Dakar” solo atinó a dar una sonrisa forzada y dirigirse a su centro de operaciones para elaborar junto a sus mecánicos e ingenieros el plan de carrera a seguir en la quinta etapa.
Afuera, cerca de 5 mil arequipeños, que era el número que llegó a las afueras del campamento, vivían otra realidad. Como buenos anfitriones aplaudían a todos los que se internaban en búnker.
Llegaron desde muy temprano para ver, aunque sea en enlace, por segunda vez consecutiva a estas máquinas hechas para la ciencia ficción.
Hubo desorden, provocado por la falta de control de la policía que solo se preocupó en zonificar su accionar en el ingreso al campamento. El tránsito según transcurrían los minutos se hacía mucho más pesado, se vendía desde pulseras hasta gorras alusivos Dakar, desde agua de cebada hasta cerveza en chop, hubo de todo y para todos los gustos.
Tanta fue la emoción de la gente que sin pensar mucho y a lo caro y escaso de la movilidad decidieron caminar desde el peaje de Uchumayo hasta el campamento; otros para volver usaron los buses interprovinciales como combis de dos soles, los más avezados emprendieron la vuelta a pie.
Nadie sabe si el próximo año el Dakar volverá a surcar suelo peruano, ni  mucho menos si pasará por Arequipa; pero ya debemos darnos por servidos.


Depres.







Pain, el líder en motos.
Promperu, organizó un espectáculo artístico para los competidores.




Patronelli.













Peterhansel.








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