Dos días antes de que el Dakar pise
suelo arequipeño, la Municipalidad Provincial de Arequipa ratificó su decisión
de no brindar ningún apoyo a la organización. Pero ayer, fiel al espíritu
marketero y publicitario de esta competencia, el burgomaestre mistiano, Alfredo
Zegarra, distinguió a uno de sus competidores, Paúl Pereda, vecino de Hunter.
Olvidó el desplante que hizo al ASO y
al IPD y fue cubierto por el polvo dakariano.
Anunció que también distinguitá al
motociclista Bruno Chichizola, que al igual que Pereda tuvieron como logro
haber cruzado la meta en Santiago.
Acaso sería mucho pedir que
irreconocible algarabía provocada por el enfoque de las cámaras también la
refleje con los incontables deportistas
arequipeños que regularmente pintan de oro el nombre de Arequipa en Perú y
en el extranjero.
Tan inusual alegría, al parecer, solo puede ser producto
de la maquinaria llamada Dakar.
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