García vs Calcina, o la necesidad de crear "noticia"

Dos choques verbales en el partido de práctica entre Federico García y Karlo Calcina, del que solo fueron testigos el personal auxiliar de Melgar y un par de periodistas, terminó agrandándose por la necesidad de "encontrar" algo diferente a lo cotidiano.

No hubo golpes y solo insultos, que son normales aunque no regulares en un equipo de fútbol. Calcina le entró fuerte a Ojeda lo que provocó el reclamo de García. Lo insultó a gritos, mientras el camanejo respondía retrocediendo un poco más calmo.

Ni Navarro ni sus asistentes Rojas y Bressan pararon la práctica. Cobraron tiro libre y el partido que iba cero a cero continúo. Pasaron los minutos y tras un tiro de esquina García intentó salir dominando la pelota; pero se encontró con Karlo quien se interpuso en su camino. El argentino cayó, se bajó la media para enseñar el golpe y comenzó de nuevo a recriminar al volante que nuevamente no hizo nada más que contenerse.
Al final del encuentro que duró hora y media, Navarro reunió a todos al centro del campo de juego y dio por finalizado la sesión en el estadio de Sachaca.
Antes, el mismo técnico como casi todos los jueves  que hacen partido de práctica y no permite, eso lo comunicó desde que llegó a Arequipa, ni fotos ni filmación del entrenamiento,  se sintió incómodo por la presencia de los periodistas. Dirigiéndose a la tribuna dijo "todo apuntan, no pasen datos al rival", luego siguió con su trabajo.
Esa fue la práctica del jueves que de excepcional no tuvo nada. Aun quedan para el recuerdo aquellas como la de 1999, Ysrael Zúñiga al ver que el colombiano Francisco López le metió un "patadón" a su hermano Christian, lo agarró a golpes hasta dejarlo en el suelo en el estadio Miguel Grau de Paucarpata, o aquella con Rafael Castillo al frente que fue desafiado verbalmente por el defensa Carlos Solis que se sentía mal y no quería viajar hasta el punto de "largarlo" de mala manera. O la pelea del año pasado entre Pietravallo y Percy Manchego que se dio en una práctica en el estadio de la Unas, repartiéndose  golpes al aire, así hay innumerables ejemplos. Y una de esas fue cuando en el aeropuerto de Lima, en aquella gloriosa campaña de 1981, con Obando a la cabeza los jugadores se negaron a abordar el bus que los iba a trasladar del aeropuerto de Lima a Huaral. Obligaron al en aquél entonces, administrador Alejandro Tapia, a separar un restaurant en la capital para almorzar.

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