Fue el invitado de honor y el primero en
llegar al Salón Consistorial para recibir un enésimo homenaje en 40 años de trayectoria deportiva. Pero Julio Ernesto Granda no se complica y hasta
ironiza con la situación: “La puntualidad no es una virtud de los peruanos”.
Con algunos kilos de más y una cabeza
invadida por las canas, el gran maestro de ajedrez ratificó con sus gestos que
la humildad es una de las armas de los exitosos.
No se calentó, mucho menos criticó, siempre
sonrió. “En 1980 me coroné campeón mundial en México y ahora, tras haber ganado
el oro en los Bolivarianos, me doy cuenta que tengo cuerda para rato”.
Retornar a Arequipa es tener la oportunidad
de volver a ver a amigos de siempre y a ratificar que sus logros son de todos.
“El ajedrez me cambio la vida. Promueve los valores, te da un toque reflexivo
que es algo que tenemos que inculcar en una niñez que está apostando por los
video juegos, por cosas que no les hace bien”.
Recibió un reconocimiento de parte de la
comuna provincial, pero acostumbrado a recibir diplomas lo que busca es promover
el deporte ciencia y parece haber convencido a Alfredo Zegarra. “Con el alcalde
hemos conversado para organizar en Arequipa un torneo internacional, para que
Arequipa sea la ciudad del ajedrez”.
Luego se presentó el libro “Al Otro Lado del Tablero, la
infancia compartida con Julio Ernesto Granda”. Un libro muy especial porque lo
escribió su hermana Sonia y porque contiene relatos que le llegan al alma. “No
puedo evitar llorar en algunos pasajes”, confiesa.
En la ceremonia también se distinguió a algunos ajedrecistas como Nicole Valdivia, actual campeona nacional absoluta que clasificó al Mundial de Noruega del 2014 y José Lipa Ochoa, campeón regional.
No asistió el campeón nacional absoluto Elfer Cutipa pese a que le cursó invitación.
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