El "árabe" no se dejó ver

El dueño del FBC Melgar, el empresario limeño de Jader Rizqallah Garib (42), asistió a los entrenamientos en Alto de Amado y al local de Consuelo 408, pero nadie pudo si quiera tener contacto visual con este polémico inversor, salvo el personal del club que lo tuvo bien resguardado.
Quería ver a sus empleados  y fue a Alto de Amado, pero no se acercó a los jugadores. Desde una esquina los observó acompañado de un pequeño séquito.
Cuando notó la presencia de periodistas, subió a la camioneta y se trasladó al club donde lo esperaba José Suárez Zanabria, administrador temporal designado por la Sunat.
Conversó un rato con èl sobre temas del manejo diario administrativo y económico y luego inspeccionó todas las instalaciones de este local que está hipotecado a su favor junto al terreno de Yarabamba.
Jader, quien el año pasado prestó medio millón de dólares a la exAT, Carrizales & Vidal Abogados, tiene en su bolsillo a Melgar y a todo lo que representa: equipo de fútbol profesional, divisiones menores, escudo, camiseta, propiedades, etc.
El convenio que firmó con C&V le da plena facultad para hacer de esta institución lo que desee. Podría construir proyectos inmobiliarios  si lo ve necesario para recuperar una inversión que solo en este 2014 será de un millón de dólares.
Durante más de tres horas permaneció en el club. Ordenó la “misión despistaje” de la prensa. Primero hizo correr el rumor que saliò por la parte posterior del club usando una escalera y luego finguió escapar en una moto. En ambos casos usó a empleados del club como “titeres”.
Ese es el proceder de Jader, un peruano de raíces árabe, que está en todo su derecho de proteger su capital y que ve en Melgar una inversión que le tendrá que rendir ganancias sí o sí en los próximos meses.
Por lo pronto, el 28 se reunirán los acreedores de Melgar para analizar el plan de reestructuración económica que plantea Suárez y donde el inversor sea  la decisión que se tome tendrá todas las de ganar.

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