La deuda de Melgar desde que
comenzó el proceso concursal prácticamente se ha duplicado y llegará a su
Centenario (2015) con una economía fantasma que sobrevive por el soporte que le
da el “inversor”.
Al momento, tras allanarse al proceso
concursal en abril del 2012, no se ha pagado ningún crédito. Es decir, los más
de 4 millones de soles reconocidos siguen intactos. Recién a partir de enero
del 2016 y durante 10 años se pagarán las acreencias. Así aprobó la Junta de
Acreedores.
El éxito deportivo tiene un costo. Esta
casi perfecta campaña del dominó se sustenta en el ingreso de capitales desde
el 2013 cuando la exadministración temporal, Carrizales & Vidal Abogados,
accedió a ceder el cobro de derechos de transmisión a cambio de dinero contante
y sonante. Ya para diciembre del 2013, la deuda del equipo creció en más de un
millón de dólares ( 651 mil dólares y 540 mil dólares) por los dos préstamos
que cedió el inversor, Jader Rizqallah Garib, a un interés del 18%. Es decir,
se tendrá que pagar cerca de un millón 400 mil dólares.
Los derechos de transmisión de partidos de
este año serán de un millón 590 mil dólares, y están cedidos al inversor hasta
julio del 2015.
Ojo que Jader además ha puesto otro millón
de dólares para conformar el plantel 2014. A cambió se le ha cedido en hipoteca
los dos bienes del club (local en Consuelo y terreno en Mollebaya) y los signos
distintivos de Melgar (escudo, camiseta, etc.). Hasta ahí es historia conocida.
En mayo de este año apareció Inversiones
Deportivas FBC Melgar que inició sus actividades tributarias un mes antes (24
de abril) y fue creada con un capital de mil soles entre dos socios: Fernando
Lanfranco Garrido y Roberto Celis Bojorguez.
Esta asociación tomó las riendas de la
Junta de Acreedores comprando más del 65% de las deuda que se tenía con la
Sunat, es decir puso más de dos millones de soles. Ahora maneja la Junta de Acreedores y con ello el futuro
del club.
Es más con el 73% de los votos de la Junta
de Acreedores decidió aprobar el plan de reestructuración económica pese a que
el representante de la Sunat, Arnulfo Romero, dijo que no tenía sustento para
cumplirlo en 12 años.
Es claro que los inversores ven esto como
un negocio. Meten dinero no solo para recuperarlo, sino para obtener alguna
ganancia, pero se ha perdido el espíritu de la Ley 30064 que viabilizó
los procesos concursales.
La idea era reestructurar la economía de
los clubes, salvarlos de la quiebra y que paguen sus deudas para convertirse en
Sociedades Anónimas pero la fórmula no
ha dado resultados. Un ejemplo es Melgar.
La Sunat
ha tratado de impugnar el Contrato de Asociación en Participación con
Inversiones Melgar por haber “incumplido formalidades legales”, pero no ha
tendido eco.
Todos estos manejos han pasado inapvertidos por
la buena campaña deportiva pero a futuro pueden costar muy caro a futuro.
Comentarios