Con sabor a nada

El vestuario de Melgar tras el empate (1-1) con Municipal sintetizó el actual momento del equipo. Caras gachas, silencio y alguna voz que se levantó para recriminar al compañero. El camerino sur del "Monumental Arequipa" fue una bomba de tiempo que, felizmente, no estalló.
Otro traspié en casa, otra actuación para el olvido. Muchos se preguntan dónde quedó el equipo campeón y hay varias respuestas. El partida de jugadores, la llegada de otros, el sistema de juego harto conocido por los rivales, la falta de suerte a la hora de definir, la mala fortuna para defender, explicaciones a raudales que de nada sirven si el equipo cumplirá este martes tres meses sin poder ganar en Arequipa.
La racha es mala y los números peores. De 24 puntos solo nueve en el bolsillo, de los cuales siete  sumó de visita y solo dos de local. El campeón peruano está onceavo en la tabla de posiciones.
Poco a poco se ha ido transformando la imagen del equipo de Reynoso. Pasó de ser el rival a vencer por su condición de campeón, a uno desesperado por ganar a como de lugar.
Ante Municipal se intentó de todo y por todos los medios, hasta se recurrió al pelotazo ante la imposibilidad de ingresar al área edil con pelota dominada. Centros, disparos de larga distancia, triangulaciones, ect., pero sin resultados.
Melgar está con el santo de espaldas. No le sale nada y entra en pánico, pierde jerarquía y se hace presa fácil del nerviosismo que provocan jugadas inverosímiles. 61´de juego, Gonzáles Vigil saca un centro o remate desde mediacancha, la pelota surca las alturas y va a caer mansa en el área rojinegra, pero el colombiano Bolaños que acompañaba la jugada se cruza en su camino de forma casual. Ahora viendo las imágenes parece una mala jugada del destino. El balón le cae en el muslo derecho y descoloca al portero Alvarez. Gol.
La reacción de Melgar es conocida, furibunda. La desesperación la convirtió en ímpetu demasiado tarde. Logró el empate por intermedio de Cuesta (anotó su tanto 53 con la dominó) y de ahí en más solo inútiles emociones escasas de decisión.
En vestuario las miradas acusadoras abundaron, las palabras también. Reynoso gritó, como siempre, y no obtuvo respuesta, solo cabezas gachas y murmuraciones. Melgar va mal y no hay tiempo para reflexionar. El martes visita a Independiente del Valle en Ecuador por Copa Libertadores y luego viene una para de quince días por participación de la selección en las Eliminatorias.

Comentarios