Ysrael
Zúñiga ya es cuarentón. Ayer cruzó el límite de los 40 en un estado físico
envidiable por muchos futbolistas y lo que es mejor: vigente.
“La verdad es que no pensaba ser futbolista”, recalca cada vez que
puede. Su historia en el fútbol se inicia en Buenos Aires de Camaná donde logró
jugar con su padre Hugo y su hermano Christian. “A los 16 años me fui a Lima a
estudiar. No había tiempo para entrenar, ni nada de eso, pero por cosas que
pasan tuve la oportunidad de entrenar en las divisiones menores de Cristal y
eso cambió mi vida. Todo lo que pasó después lo tomé con seriedad y así me he
conducido”.
“Tengo 40 años y miro atrás, veo todo lo que ha pasado y me siento
contento”, dice en un momento de sinceridad total. “Agradezco porque llego a
los 40 años jugando, siendo competitivo. Siempre todos mis entrenadores me han
alentado, todos me apoyaron para que me sintiera bien jugando al fútbol”.
Estos últimos meses han sido complicados. Una lesión lo tuvo
cuatro meses fuera de las canchas y casi adelanta una decisión ya tomada:
retirarse del fútbol. Pero se recuperó y estará hasta fin de año vestido de
rojinegro, luego colgará los chímpunes a dedicarse a su otra faceta, la de
empresario, y una que le complace bastante: formar nuevos futbolistas.
Aunque los hinchas de Melgar lo quisieran siempre en la cancha los
90 minutos y tiempo extra si fuera necesario, la decisión no pasa por él.
“Nunca le dije a un técnico por qué me ponía o por qué no, y menos lo voy hacer
ahora. Pero, justo hace poco hablé con Juan (Reynoso) y me dijo que me quería
llevar de a pocos. Yo no tengo problemas porque estoy para sumar cuando me lo
pidan”.
Conoce a Reynoso muy bien, sabe que tiene una forma peculiar de
manejar a los grupos y que ser figura no es seguridad de arrancar siempre de
titular. “Eso le contaba a Rogelio (Chávez) y a Jean Pierre (Barrientos) que
son los últimos refuerzos que tenemos. Con Juan puedes jugar tres o cuatro
partidos seguidos y luego no te toma en cuenta, eso se debe a que él evalúa
como entrenas y también qué jugadores va a utilizar en determinados partidos.
Nadie tiene el puesto seguro”.
Esa figura parece que no la entendió el portero Jonathan Medina,
quien la semana pasada decidió dejar el equipo. “Escuché a algunos periodistas
y leí algunas cosas que salieron en los periódicos que no son ciertas. Nunca
hubo un problema con el entrenador. Es más, Juan y algunos jugadores
también para que Jonathan se quede en el equipo, pero él ya había tomado una
decisión”.
Técnico de fútbol graduado, empresario, criador de gallos y
cuyes, “Cachete” es multifacético, pero si la gente sabría todo lo que hace
este camanejo que se autodefine como hiperactivo, se preguntaría de dónde saca
tanta vitalidad. “Siempre he sido serio en mi preparación físico, me he
alimentado muy bien, he sido responsable conmigo”.
A meses para su anunciado retiro, anhela irse del dominó con la
etiqueta de leyenda ganando el bicampeonato nacional. Para ello – reconoce – no
se pueden permitir traspiés como el último en Moyobamba ante Comercio. Un
partido que se tenía que ganar, terminó empatado.
“Eso hablé con Juan justo después del partido. Ese partido
era para sumar tres puntos. Aunque ellos atacaron más, tuvimos algunas
oportunidades para anotar y no las aprovechamos. Al final se logró un punto que
sirve si uno lo ve fríamente, porque Comercio en esa cancha será muy difícil
para cualquier equipo. Queda la sensación de que aún hay muchas cosas que
mejorar y seguir trabajando”.
“El receso nos cae muy bien porque nos dará tiempo para que
sigamos mejorando. Además son días que servirán mucho a algunos que venimos
recuperándonos de lesiones como Arias, Frasica, yo, además que Barrientos y
Chávez se irán acoplando más al equipo”.
Ysrael cruzó la barrera de los 40 y se siente aún con fuerzas
para jugar, pero ha decidido irse por la puerta grande como todos los que están
predestinados a convertir su apellido en mito.
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