Cachete se te va a extrañar

¿Parecidos? Cachete en el 2018 y Patato en 1966 luego del recordado partido con Alianza Lima. Ambos ídolos inolvidables en épocas diferentes. Melgar se quedó huérfano de caudillo. 
Ysrael Zúñiga se despidió del fútbol profesional tal como soñó, con la camiseta que hace 19 años tatuó su piel. Melgar y Cachete firmaron en 1999 un contrato sentimental que finalizó esta tarde en la cancha del Monumental Arequipa, pero que no se ha roto del todo porque seguirán ligados ahora en otra área: formación de nuevos valores.

Alguna vez Alejandro Corrales, expresidente de Melgar, dijo suelto de huesos: "Zúñiga debe agradecer a Melgar por haberlo hecho conocer al fútbol profesional". El tiempo le hizo tragar sus palabras. El club dominó le tendría que agradecer a un delantero que dio mucho más de lo que recibió.
En primer lugar, habría que agradecerle cada uno de los 117 goles que convirtió con la camiseta rojinegra, que bien podrían ser 119 contabilizando el doblete que anotó a Universitario en Tacna en la final del Torneo de Reserva de 2014.
Muchos consideran a Eduardo Marquez como el símbolo histórico de Melgar pero - siendo  objetivos - Ysrael está un peldaño más arriba. Patato fue ídolo en una época diferente, del fútbol macho, donde en Arequipa existía un superávit de jugadores talentosos, donde llegó a los 197 tantos con la dominó entre el fútbol amateur y profesional.
El legado deportivo de Ysrael.
Cachete es de otra era. Casi tres décadas después llegó a Arequipa un camanejo nacido en Lima, un delantero, un "9" neto, torpe con el balón, cuya cualidades eran ir al frente siempre, estar dónde las papas queman y no dudar en meter la pierna. Y tenía una característica que escasea en el futbolista peruano: hambre de gloria.
Los estudiosos de Melgar tendrán que definir en una tertulia quién es el símbolo máximo de su equipo y cuentan con una amalgama de factores diferentes que los ayudarán a valorar a dos hombres incomparables, pero intentarlo es irresistiblemente atractivo.
Zúñiga no será el máximo goleador profesional de Melgar, ese título lo tiene bien ganado Genaro Neyra (123 goles) ni el que más partidos ha jugado con la dominó mérito de José Aguayo (357) ni mucho menos el que más años ha defendido la rojinegra cuyo récord es de Ernesto Vera (14 años), pero pese a ello es la máxima expresión del Melgar moderno.
Con un fútbol que desde hace más de dos décadas sumó a su romanticismo por el juego al capitalismo más expresivo, Ysrael  se abrió paso. Qué otro jugador ha dejado tanto al club. Más de dos millones de dólares líquidos por sus traspasos al Coventry, Bursaspor y Aurich.
Fue el que inició la debacle del docenio de Corrales cuando denunció los abusos e irregularidades en su venta al fútbol inglés. Además, no solo salió campeón con Melgar en el 2015, sino que también consiguió el título nacional de la reserva en el 2014 y lo que es más importante, viabilizó y apoyó el Plan Centenario del inversor Jader Rizqallah. Hasta en algún momento metió la mano al bolsillo para que este proyecto se haga realidad.
Cachete es quizá uno de los hombres más importantes de los 103 años de vida institucional del dominó y por razones que se sobreponen al tema netamente futbolístico.
No se le podría reprochar nada, aunque existen exjugadores arequipeños que lo culpan por no seguir en el equipo. Nunca se tiró atrás, hasta cuando sostuvo una pelea con el técnico uruguayo Techera (2009) por motivos netamente personales, no se negó a bajar de las graderías del estadio Melgar donde estaba sentado para ingresar y jugar unos minutos ante Aurich.
Su despedida aunque anunciada para esta temporada fue abrupta. Se vio obligado a adelantarla porque se sintió incómodo y, como aquella vez con Techera, prefirió dar un paso al costado antes de perjudicar al equipo. 
Hasta días previos al partido con la San Martín se sintió maltratado cuando el técnico Torres dijo que no sabía nada de su despedida. Sus palabras las sintió como una cachetada, pero no reaccionó mal. Esta tarde, cuando ingresó a la cancha, solo tenía algo en su cabeza, debía despedirse con la frente en alto. No quería recibir palmas compasivas por el que se va en el debacle de su carrera, quería sentirse querido, extrañado. "No te vas, pero ya te extraño", reflejaban las miradas de los que fueron al coloso agustino.
Anotó el 1-0 y los más de 5000 espectadores que fueron al Monumental se rindieron a sus píes. Torres que en un principio anunció que solo iba a jugar 20 minutos lo mantuvo en el campo  60, recién lo cambió a los 15´ST.
Así se fue un hombre al que Melgar le debe estar agradecido de por vida.

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