El efecto colateral de Reynoso

Reynoso y Vivanco en el aeropuerto de Lima.
Juan Reynoso regresó a Perú y no a Arequipa, como había prometido a algunos de sus allegados cuando dejó Melgar en octubre de 2017. Su experiencia, como asistente técnico, en el Puebla de México fue corta y salió por la puerta falsa la primera semana de febrero último.
El Cabezón volvió y removió viejos sentimientos en sus incondicionales rojinegros. El título 2015 y el subcampeonato 2016 lo colocaron en un pedestal del que será casi imposible sacarlo. 
Aceptó - sorprendiendo a todos - la propuesta de un club como Real Garcilaso de Cusco que se mueve al compás del estado de ánimo de sus dueños, la familia Vásquez.
¿Qué lo habrá llevado a aceptar trabajar entre tanto desorden dirigencial, él que es tan mandado a respetar las cosas rectas y claras? Nadie lo sabe. Pero algo que es cierto es que sabe tratar con los inversores.
En el 2010 aceptó la convocatoria de Edwin Oviedo para dirigir al Aurich. En aquellos años el regordete empresario cusqueño era productor de azúcar y nadie imaginaba que se convertiría en presidente de la FPF.
Luego en el 2014 le dio el OK a Jader Rizqallah, un importador de tubos de plástico que también se manejaba bien en el negocio de los terrenos en Lima, para hacerse cargo de Melgar. Su ligazón y compromiso fue tal, que hasta puso de su capital para sacar a flote a un club al que le cambiaron la vida.
Ahora este 2019 asume los mismos riesgos. Le dijo sí a la propuesta de Julio Vásquez, un polémico dirigente que antes de incursionar en el fútbol (2010) exportaba artesanías.
En Melgar su vuelta a Perú no pasó inadvertida. Uno de los primeros afectados fue Óscar Gambetta, entrenador de la reserva rojinegra. El lunes presentó su renuncia a mitad de campeonato. Deja al equipo en el puesto 9 con 8 puntos (2 victorias y 2 empates, 10 goles a favor y 8 en contra). 
Para los que están en la interna del dominó su partida no fue sorpresiva. Es fidelidad a Reynoso es aprueba de balas, ojo que fue Juan el que lo trajo a Arequipa en el 2014 como preparador de arqueros.
Tampoco llamó la atención, aunque sí fue un desliz inocente, que Gustavo Vivanco, el gerente deportivo de Melgar, lo reciba esta mañana en el aeropuerto de Lima cuando Real Garcilaso no mandó a ningún emisario. La amistad que los une viene desde la época que era jugador de Universitario de Deportes y el exPNP se desempeñaba como jefe de seguridad crema. Cómo amigo fue un bonito detalle, pero poco inteligente.
Para muchos que Vivanco también le siga los pasos en Cusco no sería nada raro. Además el gerente ya ha preparado un cuadro dentro del club al que ha entrenado muy bien para que asuman sus funciones.
Tener a Reynoso tan cerca, algo más de 500 km de distancia, siempre será una tentación para Rizqallah y su entorno que siempre soñó tenerlo de vuelta. 
Además, que quede claro, nunca se disvinculó totalmente de Melgar. Fue el consultor de contrataciones del dueño de Melgar, hasta buscaba su asesoramiento para dar solución a temas de la interna del plantel. Mantenía comunicación con jugadores de la camada 2015 y regularmente conversaba con hombres importantes como Ysrael Zúñiga, aunque este se quedó un poco picón porque no asistió a su despedida pese a comprometer su presencia.
En Real verá a muchas caras que ya tuvo en Melgar como Ferreyra, Campos, Rivas, Arismendi, Minzun Quina, Bravo y Rengifo.
Reynoso ha removido los cimientos sentimentales del club y muchos especulan cosas jaladas de los pelos sin trascendencia alguna para un equipo que marcha entre los coleros en la Liga 1 y va rezagado en la Libertadores.

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