Melgar retornará a socios

¿Qué pasará en el 2026? Es la pregunta que muchos hinchas de Melgar deberían hacerse. Aunque el plazo se ve lejano, este sueño que aún vive el club rojinegro pude terminar cuando acabe el proceso concursal al que se sometió por propia decisión de los socios, en abril de 2012.
La Ley N° 29862, Ley para la Reestructuración y Apoyo de Emergencia la Actividad Deportiva Futbolística (25 abril 2012), no ahonda en el tema, pero sí lo hace la Ley N° 30064, Ley Complementaria Para la Reestructuración Económica de la Actividad Deportiva Futbolística,  que se promulgó un año después (26 junio 2013).
En su Artículo 8, inciso 8.4, establece “Una vez concluido el procedimiento concursal, el administrador debe convocar, en un plazo máximo de 3 días hábiles, a la junta general de accionistas de la sociedad receptora y a la asamblea general de asociados u órgano equivalente del deudor concursado para que estos elijan a los integrantes de sus órganos de dirección y administración correspondientes”.
Es decir, Melgar volverá a manos de sus socios, un promedio de 304 hábiles de 1772 inscritos en el padrón según la información proporcionada en las últimas elecciones dirigenciales (2010).
La idea que el club vuelva a manos de sus antiguos dirigentes no es del agrado de muchos, especialmente de los que saben que las épocas de sequía de logros deportivos y de ordenamiento institucional fueron justo cuando el régimen era dirigencial.

EL INICIO DEL FINAL
En 1991 el recordado Gilberto Corrales terminaba su periodo al frente del club. No había sucesor a la vista, nadie quería hacerse cargo del club. Ante esta situación se convoca a Alejandro Corrales Zea, un joven empresario automotriz quien sin ser socio asume la presidencia. Actuó en esa coyuntura como un "salvavidas" para una institución en los que muchos no querían meter la mano.
Se quedó 12 años al frente del Dominó. Con juntas directivas acorde a su medida, en sus primeros años de gestión nadie criticó su gestión. El poder que le brindaba el hecho de que era el que ponía la plata, era una especie de inversor, le daba plena autonomía para hacer y deshacer a su antojo.
Su docenio terminó con un club endeudado con la Sunat, además de múltiples críticas por cómo manejaba la parte deportiva. Recordemos que en esos años no existía el sindicato de futbolistas y los clubes se sentían omnipotentes a la fiscalización.
Para el 2004 la deuda con la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) era de un millón de dólares debido a las diversas infracciones tributarias en las que el club constantemente caía.
Existe un informe de este ente donde para justificar gastos, el club Melgar dijo que había gastado en mantenimiento del segundo piso y en el sistema de cómputo, cosas con las que nunca contó.
Ya estar al frente de Melgar era insostenible, más aún cuando se hizo público el escándalo sobre la venta de Ysrael Zúñiga al Coventry de Inglaterra y otros traspasos internacionales como el de Alejandro Mulet,  Paúl Cominges y el mismo Frank Palomino.
En esa coyuntura aparecieron apellidos como Calle, Bustiza, Ortiz, Fernández, Dávila, etc., que se convirtieron en una fuerza de oposición y pedían terminar con la "dictadura corralista".
Fue Corrales el que presentó a Robert Gutiérrez, quien fuera integrante de una de sus directivas, como su “caballo ganador” para las elecciones del 2004. No sabía que sentenciaba su suerte.
Gutiérrez ganó los comicios y de inmediato tomó parte de la oposición. Esos años Melgar hacía más noticia por sus entretelones dirigenciales que por lo que el equipo hacía en la cancha.
Se presentaron pugnas muy fuertes de dos bandos que querían el poder. Gutiérrez fue obligado a renunciar al año siguiente para dar paso, por “consenso de asociados, a Luis Fernando Paredes Rosales, joven empresario del imperio Layconsa que bordeaba los 34 años de edad.
Tampoco duró mucho. A los pocos meses renunció por “motivos personales”. En esos años apareció el grupo Xtranjeros, quienes dejaron un imperdible material de correos electrónicos que reflejan la puja que existía por tomar el poder del club.
Lo sucedió Aníbal Calle, hijo de un expresidente del club, Luis Calle. Con él el club se estabilizó económicamente. 
Luego fue Henry Bustinza el que se hizo presidente. En el 2011 casi baja al club y un año siguiente lo clasificó a la Copa Sudamericana.
Pasará a la historia por ser el que en el 2012 se allanó al proceso concursal y el que se convirtió desde su exilio dirigencial en el fiscalizador de las administraciones temporales. 
Fue él quien, aseguró el renunciante administrador del club (José Suárez Zanabria), denunció a Jader Rizqallah por lavado de activos. Pero, ojo, el también junto a Aníbal Calle y Eduardo Vega en el 2005 entablaron una denuncia contra Corrales por Fraude de Administración de Personas Jurídicas, Fe Pública, Apropiación Ilícita, Ocultamiento de Documentos y Encubrimiento Real. La misma que fue archivada en agosto de 2011 porque –ojo– no se hizo seguimiento al caso y no se presentó documentación que pidió el Ministerio Público para la investigación.
Si hay una constante entre esos 4 nombres que se sentaron en el sillón presidencial es que ninguno se hizo cargo frontalmente de la deuda de la Sunat, si abonaron algo a las cuentas del Estado era por sus gastos corrientes o para dar indicios de que había la intención de pagarla a futuro. 
Ya para el 2012 la deuda pasó de un millón de soles a 3 millones 566 soles, monto con el que ingresó al proceso concursal.
Pero, ojo, en sus gestiones también se presentaron casos escandalosos como los dobles contratos, la venta de un automóvil donado, el doble boletaje y la famosa tercerización. Característica que también compartían con la gestión de Corrales, que permitía que el dinero ingrese a cuentas de terceros para evitar el embargo de la Sunat.
Esos son los antecedentes a grosso modo de las 3 últimas décadas dirigenciales antes del ingreso de la administración temporal.

VOLVER A LO MISMO
El objetivo del proceso concursal es que los clubes que se allanaron queden sin deudas cuando terminen su plan de reestructuración económica. Eso en el papel significa que el Dominó cuando vuelva a sus socios debe estar limpio de polvo y paja.
Claro está que cuando suceda eso, Jader Rizqallah e Inversiones Melgar habrán recuperado con creces (intereses de por medio) todo lo que se ha invertido en esta aventura que desde todo punto de vista ha sido rentable.
Aunque la Ley N° 30064 no contempla la modernización del club; es decir que pase de asociación civil a una sociedad anónima para que se continúe manejando como una empresa, se está analizando viabilizar esa posibilidad para que el club continúe por este rumbo.
Melgar ahora no solo es un equipo profesional, sino que tiene una organización deportiva compleja con divisiones menores y fútbol femenino en constante competencia, y que administrativamente se encuentra bien estructurado. 
Serán los socios, en aquel aún lejano 2026, los que decidan si es mejor volver al pasado o continuar apostando por un sistema que hasta el momento ha logrado darle un giro de 180 grados a una institución que antes solo conocía de sinsabores deportivos y dirigenciales.

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