Detectan irregularidades en el servicio de alimentación del Car Arequipa

El Órgano de Control Interno (OCI) del Instituto Peruano del Deporte detectó varias irregularidades en el servicio de alimentación que se brinda en el Centro de Alto Rendimiento de Arequipa. El informe de la Visita de Control 027-2019 concluye que se "detectó situaciones adversas que podrían afectar el logro de los objetivos del Car Arequipa, respecto a la adecuada alimentación de los deportistas que son reflejados en el óptimo rendimiento y buen estado de salud de los mismos".
La primera observación realizada en la inspección del 20 y 21 de noviembre último, es que no existe un responsable de la supervisión del cumplimiento del contrato que se firmó con la concesionaria de la cocina del Car, Consorcio Concesión Arequipa, que ganó una licitación de S/ 462,637.50 para prestar sus servicios por 365 días a partir del 23 de abril de 2019.
Esto ha causado que, por ejemplo, no se respete el menú o dieta establecida por el nutricionista del Car y, lo que llama la atención, no se lleva un control de la distribución de los alimentos; es decir, no se sabe cuántos deportistas usan este servicio pese a que están obligados a hacerlo.

Pero aún hay más, la OCI se percató que "terceras personas" usan el servicio de alimentación del CAR pese a que es de uso exclusivo de los deportistas. Se comprobó que la concesionaria brinda alimentos los obreros que actualmente laboran en los trabajos de mejoramiento de las instalaciones del complejo deportivo de Cerro Juli. Cuando se le preguntó al personal de la cocina por qué lo hacían, les respondieron que a cambio les pintarían gratis  el techo de la cocina.
El Consorcio Concesión Arequipa tampoco cumple con tener permanentemente el personal que según el TDR (Términos de Referencia) del convenido debe estar al servicio de los atletas, por ejemplo un nutricionista titulado, ayudante de cocina y mozo. 
Y aunque el nutricionista del CAR indicó que realizaba la supervisión continúa de los alimentos que reciben los deportistas, no tuvo como comprobarlo. Esta falencia se corroboró porque la concesionaria cambió sin consultar el desayuno y la cena el día 20 de noviembre.
Los niveles de salubridad tampoco son buenos. La concesionaria, ante la pasividad del IPD, no realizó la desratización ni control bromatológico y microbiológico de los alimentos, poniendo en peligro la salud de sus comensales.
El pasado 2 de diciembre todos estas anomalías fueron puestas a conocimiento del titular del IPD para que tome medidas correctivas de forma inmediata con la obligación de informar a la OCI.
Estos mismos problemas se han detectado en los centros de alto rendimiento de Junín, Loreto y Cusco. 

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