Maribel: "Aún no asimilo la muerte de mi madre"


Aún está en etapa de negación. No asimila – confiesa – la pronta partida de su madre y de su hermana. “La verdad, te juro, no puedo asimilar la muerte de mi madre, pienso que ha salido a un viaje largo y que pronto regresará…”.

Maribel Ugarte Quispe (28) vive así estas últimas semanas. El 16 de abril su madre, Marcela, falleció. “No pasaron ni tres días y también murió mi hermana Sandra a causa de la diabetes. Trato de mantener la mente ocupada para no recordar, me siento estresada”.
La coyuntura actual de pandemia le ofrece pocas oportunidades de escape. Solo el fútbol le permite despejar la mente y concentrar toda su atención, esa que captó desde que comenzó a caminar.
“A los 8 años comencé a jugar por un equipo de mi barrio (Ciudad Blanca, Paucarpata) que se llamaba Alianza Lima. Hasta los 17 años jugué con varones en los torneos de menores. Intenté pasar a la Copa Perú en la Segunda División, pero me dijeron que por reglamento no se podía”.
Esos fueron los inicios de una de las mejores, sino la mejor, jugadora de fútbol femenino arequipeño.
-Tu vínculo con la selección peruana fue casi de inmediato
“Me llevan a reforzar al club Idunsa en el torneo Misti Cup cuando tenía 14 años. Salimos subcampeonas y el club que campeonó, Frama de Lima, nos lleva junto a Piareli (Valdivia, arquera) a Lima para reforzarlos en un campeonato, Copa Videna. Ahí me ve la gente de la federación de fútbol y  me convocan a una selección sub-17, luego cuando tenía 16 años me llevan a una selección sub-20 donde fui capitana en un sudamericano en Chile y luego ya pasé a la de mayores”.
-Una deuda que tienes es no haber ganado nunca un campeonato nacional de fútbol femenino
“Sí. Bueno en el 2009 cuando campeonó White Star, jugábamos con Piareli por Idunsa y en ese nacional nos llevan a Lima para entrenar con la selección. Teníamos buen equipo, si hubiéramos estado en el nacional habríamos por lo menos llegado a la final. Nunca campeoné, pero he reforzado a la mayoría de equipos en la Libertadores, la he jugado cinco veces”.
-Hace dos años campeonó Municipalidad de Majes, ¿por qué no te llevaron a ese equipo?
“Sí, campeonaron y las felicito, pero… bueno hay cosas que prefiero guardarlas para mí. No sé porque no le llamaron, pienso que fue por temas personales, pero creo que en el fútbol lo que importa es el equipo y no lo personal”.

-Tampoco emigraste al extranjero
“A los 16 años me propusieron para  jugar a Brasil, pero mi papá (Julio) no quiso soltarme porque era muy chica. Luego a los 18 años también me llamaron de Brasil, pero tenía que pagarme los pasajes y estadía por tres meses, era complicado. A los meses falleció mi papá y ya no pude moverme de Arequipa porque tenía que cuidar a mi mamá y colaborar con la casa, éramos siete hermanos”.
-Te quedaste al frente de tu casa
“Yo en ese momento trabajaba en una fábrica textil, Michell, con eso apoyaba. Me ofrecieron becas para estudiar en Lima, pero no me podía mover de Arequipa”.
 -Has vivido prácticamente las dos últimas décadas del fútbol femenino en Arequipa, cómo lo ves
“Cuando comencé a jugar con mujeres a los 17 años, éramos pocos equipos, tres o cuatro, pero ahora son más. Pensé que iba a desaparecer, pero aparecieron más clubes y jugadoras. Se ha crecido mucho con clubes como Vepia o Stella Maris que promueven a niñas”.
-Tuviste que lidiar con esa etapa de complicada de discriminación
“Antes la situación era peor. Te ponían apodos por el simple hecho de jugar fútbol, ahora ha cambiado un poco y aunque no es lo que una quisiera, estamos mejor que antes”.
-Hace poco salieron denuncias sobre abusos de entrenadores con futbolistas, como el caso de Colombia, presenciaste algo similar en nuestro medio
“No, nada de agresiones, no conozco de esos casos. Lo que sí he vivido son argollas, que dejen a buenas jugadoras por decisión de un grupito, principalmente en la selección”.
-Y en la selección nunca te discriminaron
“Cuando llegamos con Pia la primera vez, las chicas de Lima pensaban que Arequipa era un pueblo donde el ganado paseaba por la calle, nos molestaban porque no conocían la ciudad. Ahora es diferente”.

-Aunque ha bajado esa percepción, muchos satanizan al fútbol femenino, los padres no quieren que sus hijas al fútbol porque se “ahombran”
“Cuando comencé a jugar mi papá no quería que lo haga porque los hombres son más bruscos, pero hay que tener en claro que una cosa es lo que se hace en el campo de juego, en lo deportivo, y otra tu vida personal. Las opciones se respetan. Mi padre me decía ‘Dios perdona el pecado y no el escándalo’. A uno se le valora por lo que hace dentro del campo de juego, lo demás, lo que es personal, se respeta”.
-Y cómo convives con ese tabú ahora que estas en la faceta de entrenadora de fútbol
“Tengo mi academia donde tengo niñas y niños a los que trato de formar y descubrir sus talentos no solo deportivos sino también como personas. Todos tienen capacidades, hay que trabajarlos sicológicamente porque no les puedes decir que no saben jugar, tampoco se les puede exigir porque son niños. Tengo la licencia C de la federación que me da la posibilidad de entrenar a menores, he estudiado en la academia de la federación y además me falta un año para terminar mi carrera de profesora de educación física en el Ispa (Instituto Superior Pedagógico de Arequipa)”.
-Otra etiqueta que ha heredado el fútbol femenino del de varones, es la vida bohemia de algunas jugadoras
“Algunas veces cuando iba a jugar los que me llevaban me querían pagar con cerveza y eso incomoda porque piensan que todos son así. No me gusta ese tipo de cosas”.
-El pago tiene que ser en efectivo
“Hasta los 22 años jugaba por amor a la camiseta, pero a partir de ahí he tratado de valorar mi fútbol porque uno necesita dinero para tratarse cuando se lesiona, comprarse vitaminas, para sus gastos. Cuando estás bien, juegas bien y te pagan bien”.
-El fútbol qué te ha dado
“Mucho, cuando estuve en Lima hasta estudié Maquinaria Pesada y eso me sirvió de mucho aunque nunca lo ejercí. Además, con lo que ganó jugando los fines de semana saco para mi semana o para mi mes, con eso apoyaba a mi familia”.
-¿Cuánto es lo que más te han pagado?
“En las minas pagan bien. Hay una temporada donde viajamos a Secocha, Minas Eugenia y Miski (Camaná) donde organizan campeonatos de fulbito, ahí te pagan 1500 soles por partido. Pagan bien porque llevan jugadoras de selección nacional, la última vez llevaron a Geraldine Cisneros (la Ronaldinha del fútbol peruano). Son torneos de gran nivel”.
-Y cómo te contactas, o tienen un manager
“Todo es por Facebook, si llegamos a un acuerdo antes de jugar pido que me depositen a mi cuenta. Felizmente nunca me han estafado”.
-Conoces la realidad del fútbol femenino arequipeño y del nacional por tu paso por la selección, qué falta para un desarrollo integral
“Apoyo por parte de la federación. Lo que da no basta, hay poco interés por apoyar realmente al fútbol femenino, por ese motivo renuncie a la selección panamericana”.
-¿Qué pasó?
“Me llevaron para entrenar, pero vi cómo se manejan las cosas, el desinterés por parte de la federación. Hasta hubo chicas que se quejaron en los medios y es verdad. Cuando nos llamaron a entrenar, nos metieron a un hotel y nada más, no sabían que por venir a la selección dejábamos cosas en Arequipa, había cuentas que pagar, obligaciones, no les interesó nada, por eso regresé”.
-Tienes 28 años, eres de las más experimentadas en los torneos de fútbol en Arequipa…
“Me sentía vieja, porque cuando juegas en Arequipa lo que te dicen tus rivales, especialmente las más jóvenes, es vieja. Bueno así me convocaron a Lima la última vez para los Panamericanos, ahí me di cuenta que no estoy vieja porque entrenaba a la par de mis demás compañeras, además había chicas de 34 años que seguían convocadas. No me siento vieja”.
-Antes de la pandemia, de la muerte de tus parientes, qué pensabas hacer
“Tengo mi academia de fútbol, además estaba entrenando a un equipo de varones de mi equipo para un torneo de fulbito y había firmado para jugar por el Sky Amazon de Iquitos. El acuerdo era que ellos me enviaban un plan de entrenamiento y todos los fines de semana tenía que viajar hasta Iquitos solo para jugar”.
-El año pasado Melgar hizo una convocatoria para su equipo femenino, te seduce la idea de jugar por ellos
“Sí, fueron varias chicas. Cuando estuve en la selección de los panamericanos me invitaron para integrarme a Alianza Lima, Universitario y Municipal, no acepté porque no podía dejar a mi mamá, pero ahora eso ha cambiado. Si me dicen para jugar en Lima, me voy”.


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