Muere Olmedo, el deportista más importante que ha dado Arequipa



Salvador, su padre, lo llevó a las antiguas instalaciones del Club Internacional en la calle San Juan de Dios para que lo ayude. Alejandro Olmedo tenía 7 años y su primer contacto con la raqueta fue pasando bolas a socios de short y polo blanco. De rasgos mestizos, hijo de un empleado, en una sociedad, de ese entonces, tan cuadrada como la arequipeña no hacía predecir que llegaría a lo más alto, a ser top mundial, a codearse con lo mejor y siempre mantener esa humildad característica de los tocados, de los que nacieron para triunfar.
La última vez que lo entrevisté fue para las fiestas de Arequipa de 2019. Su jovialidad, pese a su entrada edad, no la perdía. Ese spanglish en su acento se iba perdiendo poco a poco. Le gustaba que lo llamen de Perú y no lo podía negar. Preguntaba por la ciudad, la Plaza de Armas, de su querida Arequipa. “Como quisiera estar allá para ver la Plaza de Armas, la catedral que es única en el mundo. Una cosa es ver el Misti, el Chachani y el Pichupichu, la gente quizá no se da cuenta que tienen suerte de vivir ahí, de estar en familia, de tener esa vida. Acá, en Estados Unidos, es diferente, hay mucho edificio de negocio, no se hace la vida familiar de allá. Eso extraño”.


A los 14 años fue captado por la Federación Peruana de Tenis y se fue a Lima ante la protesta de Fortunata, su madre. A los 18 lo enviaron a Estados Unidos a estudiar y jugar tenis. Pasó 20 días en un vapor. Salió de Callao hasta Cuba, para luego volar a Miami.
 Sus primeros dólares los ganó como conserje de la embajada de Perú en Los Ángeles. Años después se codeaba con el jet set de la sociedad americana, era entrenador de las estrellas de Hollywood y sería incluido en el Salón de la Fama del Tenis Mundial.
Ese fue inicio del campeón de la Copa Davis, de Wimbledon y del Abierto de Australia. Antes que Melgar o Huracán, Olmedo llenó la plaza de Armas de Arequipa con cerca de 20 mil personas.
También colmó el estadio Nacional y el estadio Melgar con sus exhibiciones.
Hoy a los 84 años de edad se lo llevó un paro cardiaco. Murió el Cacique, The Shief o simplemente Alejandro, grande entre los grandes.
Mañana en sesión de consejo regional se planteará un minuto de silencio en su honor adelanta el consejero Ysrael Zúñiga. La bandera debería izarse a media asta, Arequipa está de luto, murió uno de sus hijos más importantes, quizá el deportista con más resonancia internacional que ha parido esta tierra. Se fue Don Alejandro y todo el mundo tenístico lo lamenta.

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