Dedicatoria a Arequipa. |
A ese ganadero y agricultor, que en noviembre próximo
cumplirá 90 años de edad, le brillan los ojos y se le entrecorta la voz cuando
recuerda la memorable campaña que cumplió Sportivo Huracán, club que presidió
por tres décadas, en la Copa Perú de 1972 que finalizó el 15 de febrero de 1973
tras ganar 2-0 a Sider Perú de Chimbote en el estadio Nacional de Lima.
La euforia era tal – recuerda - que, como lo había logrado
Melgar un par de años antes (campeón de la Copa Perú 1971), la afición colmó la
Plaza de Armas para venerar a sus campeones.
Luego de recibir las vivas de la masa y los honores de
las autoridades de Arequipa encabezados por el alcalde Javier Velarde Soto, la
fiesta se trasladó a La Pampilla. “Desde la plaza de Armas hasta La Pampilla,
las calles estaban llenas de gente. Es una imagen que nunca olvidaré”.
En el otoño de su vida, don José Luis aún está lucido
pero las fuerzas le flaquean a consecuencia – explica – del coronavirus que
superó hace más de un año.
Casado con Elizabeth Cano (ya fallecida), padre de 6
hijos y abuelo de 14 nietos, este hombre le brindó a Arequipa uno de los
regalos deportivos más importantes, por no decir el más importante.
Tras ganar en Lima la Copa Perú el jueves 15 de febrero,
el viernes 16 en un vuelo de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), el equipo regresó
a Arequipa y fue trasladado en caravana hasta la Plaza de Armas donde los
recibió toda Arequipa.
En medio de la euforia, don José Luis toma la palabra y
entrega en custodia el preciado trofeo de la Copa Perú a la municipalidad
provincial. “Arequipa, esta es la Copa Perú que conquisté con ardor y hoy
entrego a mi ciudad con cariño y amor”, dijo a la muchedumbre.
Esas mismas palabras ordenó grabar dos veces en la copa, una en la placa ubicada en la base de madera y otra en el mismo bronce.
El también criador de toros de pelea y de caballos de
paso, y exarquero de Huracán, tomó esa decisión a sabiendas de que en Lima iban
a poner el grito en el cielo porque el trofeo tenía que ser devuelto a la
federación de fútbol.
El trofeo de la Copa Perú se disputaba desde 1967 y se le
“prestaba” al campeón de turno para que lo exhiba en su ciudad con el
compromiso de retornarlo a la FPF.
Es por eso que Melgar cuando ganó Copa Perú en 1971, tuvo
que devolverlo a la federación. De esa campaña los rojinegros solo tienen un
trofeo que donó un banco. Recién, el año pasado, los jugadores de esa época
mandaron a elaborar una réplica en tamaño real gracias a una gentileza de
Quiroz. “Vino Luis Ponce Arroé a pedirme la copa para una réplica, se la presté
porque él jugó en Huracán”, cuenta.
Luciano Cúneo Marsini, presidente de la Federación
Peruana de Fútbol (FPF), durante 1973-1975, exigió a Huracán que devolviera la
copa, pero la respuesta de Quiroz fue: “No, se la he regalado a Arequipa”.
Esto enfureció al dirigente limeño, pero don José Luis se
había asesorado bien. “Viajé a Lima para hablar con el mismo presidente (Juan
Velasco Alvarado) y el Ministro de Educación (Alfredo Carpio Becerra), ambos
apoyaron mi decisión y la copa se quedó en Arequipa. La federación no me lo
pidió más”.
A Cúneo no le quedó otra alternativa que mandar a
elaborar una réplica que es la que se pone en disputa hasta ahora. Lo que no
esperaba Quiroz eran las represalias que tomó la FPF.
Los arequipeños tomaron con beneplácito la decisión de
don José Luis y hasta algunos bromeaban. Cuando ingresaba al estadio Melgar, de
las graderías se escuchaba: “José Luis suelta la copa”. Todos reían.
Huracán para el Descentralizado de 1973 apostó por el
mismo plantel que ganó la Copa Perú. La finalísima terminó el 15 de febrero y
el campeonato profesional arrancó la última semana de abril con 18 equipos.
La federación aprobó unas bases “racistas”. Para el tema del descenso, exceptuando a Lima; se decidió que en los departamentos que tengan dos representantes, perdería la categoría el equipo peor ubicado.
Melgar terminó tercero en un campañón y Huracán acabó
octavo. La suerte estaba echada. “Nos bajaron”, sentencia.
Pero Quiroz viajó a Lima y abrió una posibilidad para no
perder la categoría apelando al quizá el peor reglamento que ha tenido el
fútbol peruano y eso que han existido varios que han sido vergonzosos.
En las bases se establecía que si un equipo de provincia
no terminaba entre los dos primeros puestos del Descentralizado 1973, jugaría
una revalidación con campeones departamentales de la Copa Perú para asegurar un
cupo en el Descentralizado 1974.
Melgar que había terminado tercero a solo dos puntos del
campeón (Cristal), debía jugar esa revalidación para mantenerse en la
profesional. Enfrentó a Piérola, campeón departamental de Arequipa, y a Unión
Grauina, campeón departamental de Apurímac. Piérola ganó ese triangular y es
por eso que juega el Descentralizado de 1974, mientras que Melgar por unos días
perdió la categoría aunque parezca increíble.
Quiroz, tras su viaje a la capital, logró que se programe
otra “revalidación” que jugarían Melgar y Huracán, equipos que en el papel
habían descendido. Se jugaron tres partidos, los rojinegros ganaron dos y eliminaron
a los pampillanos. Aún los melgarianos tuvieron que viajar a Lima para asegurar
su continuidad en la profesional jugando otra “revalidación” con Torino y
Aurich.
“Melgar usando esas armas que todos conocen nos gana la
revalidación. Ese partido (el tercero) nos expulsan a tres jugadores. Nos
ganaron mal”, asegura el exdirectivo.
Pese a esa animadversion con el club de la calle Consuelo, décadas después le hace un favor que pocos melgarianos saben. “Cuando era presidente Víctor Viza Cala (segundo periodo 1984-1989) me pidió que le vendiera un terreno que tenía cerca al cementerio porque iban a construir un estadio para Melgar. Se lo vendí barato, como para un club que no tenía dinero. Pero luego me entero que ese terreno lo vendieron a terceros”.
EL MECENAS
Quiroz es junto al recordado Pedro P. Díaz, expresidente
de Aurora, los mecenas más importantes del fútbol arequipeño. “Pedro P. Díaz
tenía mucho más dinero. Ambos pusimos de nuestros bolsillos. Gasté en verdad
millones en Huracán, pero también quiero agradecer el apoyo económico que
brindaron al club amigos como Emilio Salas, Ángel Duran y Ángel Ibárcena,
además mi familia aceptó mis decisiones y siempre estuvo pendiente del equipo”.
¿Qué pasó con el trofeo de la Copa Perú? Desde 1973 hasta
el 2002 estuvo en custodia de la comuna. Pero ese 2002 se la pidieron a la
municipalidad para celebrar las Bodas de Brillante (75 años) de fundación del
club Huracán, cuando fueron a recogerlo lo encontraron arrinconado en un
almacén del Museo Municipal. Los pampillanos decidieron recuperarlo y desde ese
año ha estado en custodia de algunas familias ligadas a la verdolaga y estos
últimos tiempos se encuentra en casa de don José Luis.
Este año se cumplen las Bodas de Oro, 50 años, de aquella
campaña de 1972. Es por ese motivo que este 26 de marzo al mediodía, don José
Luis junto al club brindarán un homenaje al plantel de jugadores que logró esa
hazaña. La ceremonia será encabezada por la Copa Perú original, esa que Huracán
regaló a Arequipa como muestra de su amor por esta tierra.
Comentarios