El porque el Melgar femenino es la Leona del Sur y no las Silvias


Leonas o Silvias se preguntan los hinchas de Melgar que este 2023 tendrán un espacio nuevo dónde alentar, la Liga Femenina.

Melgar como campeón de la Copa Perú Femenina 2022 logró un cupo para competir en la máxima categoría del balompié femenil nacional donde se medirá con equipos como Cristal, Alianza, Cantolao, Universitario, Municipal, etc.

Durante el desarrollo de la Copa Perú adoptaron el apelativo, desde la primera fecha en la etapa Distrital de la liga de Cayma, de Leonas; pero con el transcurso del campeonato algunos comenzaron a llamarlas Silvias, la musa de mártir Mariano Melgar.

Silvia cuyo nombre verdadero era María Santos Corrales y Salazar (1797 – 1881) fue prima lejana y su primera inquietud amorosa que Mariano Melgar convirtió en poesía. Se conocieron cuando él tenía 20 y ella 13 años de edad.

A los 17 años (1807)  ingresó al Seminario San Jerónimo para estudiar teología. A finales de 1810 decide abandonar sus estudios eclesiásticos por temas amorosos, pero no por Silvia sino por otra ilusión fugaz, Melisa (Manuelita Paredes).

En 1811 viaja a Lima para estudiar derecho, pero vuelve a Arequipa obligado por el amor a Silvia. Creador del Romanticismo Literario de América, Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso, en 1814

se enrola a las huestes patriotas de Pumacahua. Los historiadores señalan que lo hizo por despecho al no ser correspondido por su amada. Fue fusilado en Umachiri el 12 de marzo de 1815.

En Arequipa el vínculo poético y pasional entre Mariano Melgar y Silvia es una de las historias de amor más reconocidas. Resulta lógico que muchos llamen a las jugadoras del equipo femenino de Melgar, como Silvias.

Pero ya existe en Arequipa un equipo de a la que las llamaban Silvias. En 1973 se fundó en el distrito de Mariano Melgar, no podría ser en otro lugar, el FBC SILVIA equipo pionero del fútbol femenino arequipeño, la información está documentada.

FBC Silvia entrenaba en el campo deportivo Revolución. Su uniforme era totalmente blanco. La camiseta tenía franjas cruzadas.


El FBC Silvia, las verdaderas silvias del fútbol arequipeño.


¿Entonces son las leonas? Hay que recurrir a la historia del por qué se le llama a Arequipa el León del Sur o la Leona del Sur.

Existe un consenso entre historiadores arequipeños, Arequipa es una palabra de género femenino.

Juan Carpio Muñoz en su obra Texao publicó un artículo denominado De la Leona del Sur, afectuosamente al León de Roma. Explica que en el siglo XIX (1801-1900) “nuestros antecesores llamaban a nuestra ciudad La Leona del Sur. No les faltaba razón a los viejos, puesto que la voz Arequipa, gramaticalmente es una voz femenina. Cuando hoy mencionamos al León del Sur, nos referimos al pueblo que habita, ama, afea, gruñe, embellece y acompaña a la leona, y por lo tanto nuestra expresión tampoco es incorrecta”.

León o leona es un adjetivo que se le da al espíritu combativo de los pobladores de este oasis. No solo se debe, como muchos piensan, a que en su blasón que fue otorgado el 7 de octubre de 1541 por el Rey Carlos I de España aparecen dos leones que simbolizan la valentía y el espíritu guerrero; sino a otros factores mucho más palpables en su historia.

La fusión de la sangre española con la indígena en Arequipa obtuvo características diferentes a las de otras partes del país. El espíritu temperamental y sanguíneo de los hispanos se mezcló con el alma trabajadora y melancólica del indio. El poeta mistiano César Atahualpa Rodríguez (1889-1972) resume: “Arequipa es el laboratorio doliente del más puro mestizaje en el país”.

Además, explican muchos historiadores, el propio ambiente geográfico donde se ubica la ciudad ayudaron a crear un carácter especial de su gente. Arequipa se ubica en un desierto, una zona árida que es nutrida por un valle, custodiada por tres volcanes y uno de ellos siempre ha estado activo (Misti), constantes temblores, frío y lluvia en invierno, calor en verano, son condiciones que forjaron la forma de ser del poblador de esta zona.

Otra circunstancia que influyó para que Arequipa se gane el apelativo de león fue el ferrocarril (1871) en el tramo Matarani – Arequipa, que acrecentó el poder económico e industrial de la ciudad al punto de atemorizar a las oligarquías de Lima y del norte.

También se puede mencionar al espíritu combativo de su pueblo no solo en los conflictos con otros países, sino porque de esta ciudad nacieron revoluciones que derrocaron presidentes e iniciaron golpes de Estado en toda la época Republicana.

Hubo un personaje que se ganó por mérito propio el apodo de León del Sur. Javier de Belaúnde Ruiz de Somocurcio (1909 – 2013) fue diputado por Arequipa en cinco ocasiones, prisionero político cuando Odría era presidente y ministro de Justicia en la presidencia de Fernando Belaúnde Terry. A él se le llamó el León del Sur por su ardua lucha por la democracia desde el parlamento y por su activa participación en la revolución de 1950.

Uno de los caudillos más importantes, sino el principal, de Arequipa, Francisco Mostajo (1879 – 1953), dijo alguna vez: “… los arequipeños tenemos valores propios en el Perú, porque somos un pueblo con personalidad”.

Esa afirmación la confirma el historiador tacneño Jorge Basadre (1903 - 1980) que sentenció que los antecedentes históricos de Arequipa la convierten en el “caudillo colectivo del país”.

“Si en Lima hay cierra puertas cuando se escuchan disparos, en Arequipa la gente sale armada preguntando ¿Por quién combatimos?”, escribe Basadre en su libro La multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú.

Posteriormente soltó una frase muy popular en el siglo pasado: “Arequipa es una pistola que apunta al corazón de Lima”.

Ese espíritu beligerante y combativo, hasta algunas veces imprudente por ser muy sanguíneo, del pueblo arequipeño se vieron reflejados en el equipo de Melgar femenino. Desde que decidió participar en la Copa Perú vio su camino lleno de obstáculos dentro y fuera de la cancha, se reveló ante esas injusticias y corrió solo contra el viento hasta llegar a la final de Lima.

Allá, en la capital, la cosa no mejoró; es más, empeoró. Pese a todo, hasta a sus propias limitaciones, sacó las garras y logró lo impensado, campeonar.

Luego de estas consideraciones que el apelativo que se han ganado a sudor puro no es de silvias, sino el de Leonas del Sur.

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