En febrero la Federación Peruana de Fútbol decidió retirar
el apoyo económico que brindaba a los clubes que participan en la Liga2,
tácitamente les dijo ustedes financien el campeonato. Ahora, la víctima es la
Liga Femenina.
Esta nueva política ha puesto en apuros a los clubes.
También las instituciones de Liga1 fue golpeada a inicios de año cuando se les
comunicó que algunos los gastos logísticos los tendrían que asumir
directamente.
Aunque los equipos profesionales no lo sienten mucho
porque los presupuestos que manejan por ingreso de dinero por auspicios y por
derechos de transmisión televisiva les ayuda a sobreponerse a esta situación;
el problema es para la Liga2 y la Liga Femenina que son torneos inviables
económicamente.
En estos dos campeonatos las cifras que se manejan en
tema de auspicios son ínfimas a lo que se mueve en la Liga1. El apoyo que
recibían por parte de la FPF para solventar gastos básicos como transporte,
alimentación y hospedaje era fundamental para que compitan, pero este año las
subvenciones terminaron.
Esta semana la FPF informó a los clubes de la Liga
Femenina que ya no cubriría el pago de hospedaje, alimentación, y los viáticos
y honorarios de árbitros y oficiales del partido; pero que continuará haciéndose
cargo del transporte aéreo y terrestre de las delegaciones, y de los balones de
juego.
Aunque la medida no es tan radical como el caso de la
Liga2, golpea fuerte a la mayoría, por no decir a todos, de los clubes del
femenino que manejan presupuestos franciscanos por el poco ingreso que tienen
por auspicios, taquilla y, además, no reciben dinero por derechos de
transmisión televisiva.
¿Por qué de la medida? En el caso del femenino es por una
deuda que tiene el canal que transmitió los partidos el año pasado, Nativa TV.
Aún la Liga Femenina peruana está dando sus primeros pasos para ser profesional, es aún amateur y no es atractiva para las empresas ni para el público. Es una realidad que no es solo de Perú, lo mismo pasa en otros países donde intentan convertir el balompié femenil en un producto atractivo para el capital privado y para el hincha.
Clubes como Cristal prefieren jugar a puertas cerradas en
su complejo deportivo porque se ahorran gastos operativos. Otros equipos cada
fecha que juegan de local terminan en rojo porque lo que reciben por venta de
entradas no cubre ni el pago por el alquiler del estadio, ese es el caso de
Melgar que regularmente congregó un promedio 200 simpatizantes cada vez que
jugó en el estadio La Tomilla.
Esta decisión ha puesto en alerta a todos los clubes que solicitarán
a la FPF que continúe solventando los gastos de hospedaje, alimentación, y pago
a árbitros y oficiales de los partidos (delegado, comisario, veedor, etc.), Sino
lo hace lamentablemente algunos clubes podrían retirarse.
NO ES NOVEDAD
Aunque el golpe económico que este año la FPF ha dado a
la Liga1, Liga2 y Liga Femenina sorprendió a muchos, lo cierto es que es una
política que viene de años atrás y que se instauró en la base del fútbol
peruano: los menores.
El fútbol de menores y/o juvenil de varones (Creciendo
con el Fútbol, Torneo Élite o Torneo Federación) y femenino (Liga de Desarrollo
Evolución) no recibe ningún tipo de subvención por parte de la federación.
Todavía los gastos se pueden asumir en la etapa
distrital; pero cuando comienzan a jugar fuera de sus localidades comienzan los
problemas porque son los clubes; mejor dicho, los padres de familia, los que se
hacen cargo de la alimentación, hospedaje y transporte. Además de otros gastos
logísticos como uniformes, agua, utilería, pago de entrenadores, etc.
Hasta clubes profesionales que toman parte de estos
torneos no tienen presupuesto para asumir estos costos.
Esa realidad también se da en la Liga de Ascenso Femenino
y en la Copa Perú donde los torneos son financiados por lo que pobremente ingresa
por taquilla y el aporte de los clubes.
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