La XXXVII edición de la Maratón Internacional Virgen de
la Candelaria, que se disputó el último domingo, marca un hito en la historia
de esta tradicional prueba atlética caymeña.
Un grupo de mujeres participaron en la categoría maratón
(42Km 195m) que era tácitamente reservada solo a varones.
Dentro de los 70 atletas que cruzaron la meta, cuatro
fueron damas. En el puesto 13 ingresó Valeria Patricia Pastor Gómez (dorsal 60)
que hizo un tiempo de 3.13.42; en el 41 lo hizo Maribel Patatinco Vilca (dorsal
75, está inscrita como rama masculina) con 4.29.00, en el 42 Flor María Bolívar
Quispe (dorsal 29, está inscrita como rama masculina) con 4.29.01, y Laura
Valeria Pucho Paredes (dorsal 73) con 5.23.13.
Desde su primera edición, 1986, no se tiene registro oficial
de participación de mujeres en la categoria 42 km, pero era algo que se veía
venir. Ya en ediciones pasadas las mujeres solicitaron que se habilite la
categoría 42 km para damas.
Este año al verse sorprendidos, la organización (Municipalidad
Distrital de Cayma) no pudo ignorar la presencia femenina y solo, como para
congraciarse, regaló un par de zapatillas a Laura Pucho y Valeria Pastor; pero no
a Bolívar ni a Patatinco porque las habían inscrito en rama varones.
CARRERA DOMÉSTICA
La maratón de Cayma cumplió su 37 edición y no ha logrado
consolidarse ni nacional ni internacionalmente debido a diversos factores.
Quizá el principal es que se organiza en febrero (mes de
la Virgen de la Candelaria) o primeros días de marzo, meses que coinciden
generalmente con el trabajo base o pretemporada de los atletas de alto
rendimiento.
Otro factor que no la hace atractiva es una ruta donde
abundan las pendientes. El desnivel que tuvieron que superar los corredores de
42K fue de cerca de 600 metros, desde el punto más bajo (Tiabaya) hasta el más
alto (Enace Cayma).
Muchos opinan que lo accidentado del terreno de la ciudad
de Arequipa hace difícil definir una ruta sin desniveles tan pronunciados, pero
hay opciones que se deben analizar para hacerla más atractiva.
Estos últimos años, antes de la pandemia, se puso de modo
los chip de control. Anteriormente se colocaban en los cordones de las
zapatillas, pero luego se instalaron en los dorsales (número que se coloca en
el pecho para la identificación del atletico).
El año pasado el chip no funciono y se tuvo que recurrir
al cronómetro manual para definir los tiempos. Este 2024 hubo el mismo problema
debido a que el dorsal era de cartulina, a muchos competidores se les cayó en
plena carrera porque se humedecían con el sudor y el agua que algunos se
echaban en el pecho para refrescarse; es más, muchos cruzaron la meta y el
tiempo no se les registró.
Un caso llamativo pasó en el segundo y tercer puesto de la
maratón. Ninguno de los competidores llegó con su dorsal, cuando cruzaron la
meta no se registró sus tiempos. Ante esta situación los jueces apelaron también
el cronómetro manual, y solicitaron a los atletas los tiempos que registraron
en sus cronómetros personales.
Aunque esta situación ateñe directamente a los que luchan
por subir al podio, son errores garrafales que descalifican la prueba.
Respecto a los premios tambien hay cosas que apuntar.
Este año se decidió premiar solo a los 3 primeros puestos de la maratón, cuando
antes, para incentivar la competitividad, se premiaba hasta el octavo puesto.
El alcalde Juan Carlos Linares señaló que el presupuesto
que destinó la municipalidad para este competencia era de 80 mil soles (solo
por inscripción – S/ 20 y S/ 15 - la municipalidad recaudó cerca de 90 mil
soles) y que lo demás lo financiaba la empresa privada. Hay que buscar nuevos
aliados que inviertan más para mejorar todos los aspectos de la organización.
Un punto que también entra en discusión es su acogida
local. Esta maratón comenzó en Puno en 1986 con 300 atletas, cuando migró a Arequipa
(1988) albergó a mil participantes y este año según la misma organización se
bordeó los 5 mil competidores.
Aunque 5 mil es un número respetable, existen
antecedentes de carreras en Arequipa, como la que organizaba la Leche Gloria,
que llegaba a congregar a 17 mil atletas en los primeros años de la década del
90’.
Para ello se necesita hacer una competencia atractiva no
solo para los de élite que buscan
subir al podio y que luchan los premios económicos que debe representar un 15 %
del total de inscritos, sino al otro 85 % que solo busca hacer deporte o
experimentar una carrera pedestre.
Nacionalmente es muy pobre su difusión y ni que se diga
en el plano internacional. Se extrañan las delegaciones que venían de Colombia
o Bolivia, o la presencia de africanos.
Mientras estos aspectos visibles no mejoren esta
competencia continuará siendo doméstica y no dará ese salto de calidad que exige
su natural evolución.
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