Este es el terreno en "disputa". El concesionario no quiere respetar la línea de la cancha, sino abarcar una zona destinada a la velocidad. |
El
complejo deportivo de Cerro Juli desde hace dos décadas ha sido el epicentro de
los primeros pasos en la incursión en el deporte de alto rendimiento de Perú. Con
un velódromo, un minicoliseo de gimnasia, gimnasio de musculación y otros
ambientes, su objetivo de siempre fue brindar al deportista un lugar donde
pueda entrenar sin restricciones.
Con
el paso de los años, especialmente, en los dos últimos, esa tranquilidad fue
interrumpida perennemente. Ya no eran solo los días de la Fería Internacional
de Arequipa (FIA) o de Convención Minera cuando “terceros” ingresaban a sus
instalaciones para ser usadas como playas de estacionamiento, restringiendo el
normal entrenamiento de los deportistas.
Fue
el año pasado cuando se adaptó una plataforma de tierra con 60 mil metros
cúbicos de desmonte que llegaba todos los días procedentes de las obras viales
de la Av. Andrés Avelino Cáceres.
El
objetivo – fundamentó el que era en ese entonces presidente encargado (Sergio
Bolliger) – era levantar losas multideportes para que todos los que quieren
puedan ir a practicar básquet, vóley, hasta fulbito, de forma gratuita.
Pero
de un momento a otro esa idea varió. Esa plataforma artificial de 5000 m2, que
no cuenta con ningún muro de contención y reviste un peligro ante un posible
derrumbe, se ha dado a concesión por 7 años para
que se instalen canchas de fulbito de grass sintético. Ahí han comenzado los
problemas.
Plataforma colinda con el velódromo sin ningún muro de contención. |
El
concesionario ha invadido una recta que siempre fue usado por los deportistas
para trotar (es parte de un circuito de cross country de aproximadamente de 1
kilómetro) y para realizar sus trabajos de velocidad. Es una recta de unos 200
m paralela a la Av. Francisco Mostajo.
El
Consejo Regional del Deporte le permitió invadir esa zona argumentando que en
simultáneo se está acondicionando un circuito de 1 km por parte de otra
empresa, la concesionaria San Pedro, que realiza trabajos de mejoramiento de
instalaciones de Cerro Juli por un monto de más de un millón 300 mil soles.
Hasta
ahí los entrenadores de tienen sus deportistas en el Centro de Alto Rendimiento
aceptaron a regañadientes que metan canchas de fulbito y los posteriores
riesgos que esto representa: venta de licor, bulla, tránsito de personas
extrañas, etc.
Cuando
se le solicitó información al CRD sobre esta concesión, la respuesta que se
recibió es que esas canchas serían como una isla de forma rectangular
totalmente cercado para evitar el contacto con los atletas, que tendría su
ingreso privado (han roto parte del muro para colocar un portón), pero con el
paso de los días y por los trabajos que se están realizando la realidad es
otra.
Además
de invadir un terreno que estaba destinado para los entrenamientos, ahora
también quieren ocupar otra área con lo que limitaría aún más la zona donde los
deportistas realizan trabajos de velocidad, todo con la complacencia del CRD.
A
ello habría que sumar que una losa de fulbito desde hace más de un año sigue
siendo usada como taller de carpintería metálica donde transforman contenedores
en oficinas o habitaciones.
Esa
es la nueva política del IPD, recaudar dinero de donde sea y hasta donde la ley
se lo permita, así sea perjudicando a los deportistas.
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