Noche de suerte

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Cuestión de suerte. Suerte es la que le faltó a Melgar a la hora de encarar el pórtico de Lidman, no tuvo suerte cuando el disparo del "Patito" Quinteros chocó en el palo, rebotó en la espalda de Campos e ingresó al arco, suerte es la que cayó del cielo cuando, nuevamente, Quinteros quedó solo frente al arco desguarnecido, y remató desviado. Esta vez la suerte jugó en contra y a favor de los rojinegros. Esta vez no hay nadie a quién culpar. No se puede acusar a Carrillo, tampoco a un traspié futbolìstico. El 1-1 ante Vallejo fue producto de que la noche estaba predestinada a no ser rojinegra y en el fútbol esas "tardes para el olvido" son comunes. Reprochar a Cuesta, Fernández, Leudo, Hinostroza o Arismendi por los goles perdidos es gastar "pòlvora en gallinazo", todo el año lo han hecho. Recriminar el desempeño del equipo no cabe en la evaluación de un partido que se dominó de principio a final, que se planteó para ganarlo, pero por circunstancias que escapan a la lógica se terminó empatando con un cobro de penal de Fernández que provocó Ysrael Zúñiga cuando ingresó en el segundo tiempo. Hasta para eso se tuvo suerte. El cambio que practicó Reynoso dio resultados concretos. Metiò a "Cachete", le hicieron un penal y el equipo empató un partido que venía perdiendo sin saber porqué. Que la defensa flaquea cuando es presionada ha sido una constante, que se pierde el orden cuando pasan los minutos y el triunfo no se asoma, también ha sido una etiqueta en un equipo que trata de imponer condiciones a la mala, sin miramientos, prepotente con el balón y actitud. Melgar sumó un punto cuando debían ser tres, pero en estas noches impredecibles de fútbol esta vez diremos que todo fue cuestión de suerte.ESTADÌSTICAS

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