Melgar trasciende en la historia del fútbol peruano al ganar la primera edición de la Copa Perú Femenina en una campaña meteórica que se inició un 19 de junio cuando en su primer partido oficial venció 6-0 a Hatun Colca en la Liga Distrital de Fútbol de Cayma y terminó el domingo 27 de noviembre al ganar en Lima a Defensores del Ilucán de Cajamarca por 1-0.
Inusual campaña para un grupo de jugadoras que partido a partido, entrenamiento a entrenamiento se cohesionó hasta convertirse en "grupo" o "familia", eso que muchos equipos nunca logran.
Y es que a diferencia del fútbol de varones donde el interés individual predomina en muchos casos sobre los objetivos grupales, en las mujeres esencialmente los intereses del grupo predominan sobre los egos y el Melgar femenino es reflejo de eso.
Han sido 19 partidos disputados: 15 triunfos, 3 empates y 1 derrota. Estas estadísticas son buenas, pero se convierten en perfectas si se realiza un análisis más profundo. Muchas de estas futbolistas nunca jugaron competitivamente. Pasaron de pelotear en colegios y universidades a la Copa Perú.
En abril cuando se realizó la convocatoria pública se presentaron cerca de 120 muchachas, no solo de Arequipa sino de toda la región. Quedaron 30 desconocidas que en muchos casos se miraban por primera vez las caras.
Se comenzó de cero y es ahí donde radica la importancia del trabajo de la entrenadora Lucy Rodríguez y su comando técnico integrado por gente de mucha experiencia como el preparador físico Willy Escapa, campeón de Copa Perú, y el profesor Antonio Medina encargado de la preparación de arqueras.
Poco a poco fueron formando un equipo que luego, con horas diarias de entrenamiento y buenos resultados, se convirtió en un grupo donde no había un solo caudillo sino varios líderes que buscan el bienestar común.
Paralelamente se lidió con la mediocridad. Clubes, entrenadores y dirigentes se sintieron amenazados por la incursión de Melgar en el fútbol femenino. Prohibieron y amenazaron a sus jugadoras para que no se presenten a las pruebas, trataron de boicotear la participación del club que por mayor tranquilidad y seriedad ancló en la Liga Distrital de Fútbol de Cayma.
Domingo a domingo este equipo se volvió competitivo. Partido a partido se hizo más fuerte mentalmente. Futbolísticamente se optó por imitar la forma de jugar del equipo profesional en el época de Lorenzo donde se priorizaba la posesión del balón, lateralizando el juego con dinámica hasta encontrar espacios para atacar.
Ese juego funcionó en muchos partidos, pero era necesario un complemento más: el ADN de la camiseta. Melgar es un equipo luchador y eso han heredado estas muchachas.
La jerarquía que en el caso de este grupo es sinónimo de lucha y sacrificio, ayudó a sacar adelante partidos que se sentían perdidos. Uno de ellos fue con Stella Maris. De ir perdiendo 0-2 se logró empatar 2-2, y se le pudo dar vuelta.
El primer y único traspié que tuvieron fue ante ese mismo rival, en un partido donde les abrió los ojos y se dieron cuenta que había que luchar contra todos. Se perdió 1-3 en la final Provincial.
Ese traspié ayudó sicológicamente al grupo. Era necesario perder de esa forma para que varíen la forma tan romántica de ver el fútbol. No necesariamente gana el mejor.
Ahí también sintieron el respaldo de la institución que tenían detrás de ellas y especialmente de su hinchada que comenzó a hacerse presente en sus partidos, especialmente los muchachos de la Fania.
Ya a esas alturas el grupo estaba muy fuerte pero para cohesionarlo más se realizó un sesión de coaching en el colegio militar Francisco Bolognesi. Fue quizá otro punto de quiebre. Las jugadoras se dieron cuenta que no tenían solo compañeras de equipo, sino amigas dispuestas a sacrificarse por ellas.
La final de la Departamental fue el anuncio de que era otro Melgar. Iban ganando a Stella por 1-0 y luego les voltearon el marcador 1-2. En vez de frustrarse sacaron amor propio o, como dicen, el fuego sagrado que llevan dentro para empatar primero y en la última jugada del partido conseguir el 3-2.
Lo que vendría después no fue nada fácil y es otro factor que las hace fuertes, todo les costo, nadie les regaló nada. 1-0 a Moquegua y 2-1 a Tacna, comenzaron a pasar al olvido los resultados abultados.
En el Inter Regional derrotan 3-2 al Atlético Andahuaylas, el único rival que las sometió. Esa remontada (0-1, 1-1, 1-2, 2-2 y 3-2) las convenció de que podían soñar seriamente con el ascenso a la Liga Femenina. Aprendieron otra lección: las finales se ganan, no se juegan.
Cuando llegaron a Lima la consigna era una: ganar la semifinal, para asegurar el cupo a la Liga, y luego pensar quizá en el título.
Fue un partido muy tenso el que se jugó el último viernes en el estadio La Molina de Lima. Sporting Victoria de Loreto venía con un antecedente que lo convertía en favorito, había eliminado al campeón de Lima.
Los 90' de juego terminó 0-0 y se fueron a los penales. Ahí comenzó la consagración de Melissa Pérez en el pórtico. Atajó el último disparo de las iquiteñas para meter a Melgar en la Liga y en la final de la Copa Perú.
En esa final sacaron la chapa de "grande". A un rival grande, es un consejo ancestral del fútbol, no se lo hiere, se le mata para que no reaccione. Ilucán de Cajamarca pudo ganar el partido, Melissa les atajó un penal y sacó un par de pelotas de gol; pero no tuvo jerarquía para hacerlo y ahí cavó su propia tumba.
No estudió los antecedentes de un Melgar al que le gustaba ganar sus partidos en los últimos minutos, que parece recatado, pero saca garra de donde otros no la encuentran, para sentirse vivo y elaborar épicos triunfos.
Segundos de descuento del complemento y aparece Jackelin Sucapuca, la Chinita que Lucy Rodríguez tuvo muchos años en el Club Internacional y que la convocó para reforzar a Melgar.
Una jugada intrascendente con los protagonistas indicados puede ser letal. Un lateral se convirtió en la espada de Damocles para las cutervinas que jugaron este partido pese al reclamo que les presentó Ica por la mala inscripción de tres jugadoras.
La Chinita se pega la pelota a los botines y entre una maraña de piernas se interna en el área grande, casi cayendo saca un remate que quedará en la historia de Melgar. Gol en el último minuto de descuento y una lección para los futuros rivales de Melgar: nunca lo den por muerto.
Fue la cereza del pastel de una campaña que se inició el 19 de junio en el estadio La Tomilla de Cayma y que luego de 162 días (19 partidos) termina ganando la Copa Perú en el estadio Municipal de La Molina de Lima.
Cada una de estas chicas ya inscribió un nombre en la historia del fútbol peruano. Ingresan al libro de glorias del club Melgar, donde están los campeones de 1971, 1981 y 2015.
Es momento de festejar y no parar de aplaudir a estas futbolistas que alcanzaron lo que para muchos no pasará de ser solo un sueño. Melgar está en la Liga Femenina por méritos propios y eso ya es motivo de orgullo para Arequipa.
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