Antes de viajar a México DF
para revalidar su título mundial de kick boxing estará unas horas en Lima.
Miguel Sarria (35) quiere celebrar el
cumpleaños de su hijo, Marco Fabrizzio.
“Sino fuera por ese motivo, directamente
viajaría a México”, cuenta el campeón mundial welter y welter junior que
terminará mañana en Arequipa su preparación física con miras a la pelea con
tintes de revancha que sostendrá el 5 de julio con Oscar “El Gladiador”
Hernández.
“Ya le gane en Lima y defendí mi título
welter, ahora es la revancha y será en México. Estoy seguro que retendrè el
cinturón”.
Desde hace una semana se encuentra
trabajando en la Ciudad Blanca, específicamente en el Club Internacional.
Al igual que la multicampeona mundial de
Muay Thai, Valentina Shevchenko, Sarria busca en la altura mistiana fortalecer
su capacidad aeróbica con miras a un combate que promete ser desgastante física y mentalmente.
Periodista de profesión trabajó un tiempo
en La República en el àrea de policiales pero luego decidió dedicarse a tiempo
completo a su pasión: el kick boxing.
Le dicen el “campeón del pueblo” por la
lucha que cada día gana a las limitaciones para salir adelante.
Por ejemplo, no recibe apoyo estatal pese a
sus dos títulos mundiales. Es más la CMK (Confederación Mundial de Kick Boxing)
le ha dado solo 500 dólares de viàticos para su estadía en México.
Contra todo esos detalles, que al final
definen la carrera de un deportista, ha luchado y está acostumbrado a
sobrellevarlos.
Sarria pertenece a esa raza de peleadores
que estos últimos años han aparecido en las artes marciales.
Estos días en Arequipa ha tratado de
permanecer en el anonimato porque el trabajo que realiza también es mental, de
convencimiento, de compromiso.
Por las mañanas trabaja cerca de tres horas
el tema físico y por la tarde lo que es técnica.
Ayer dictó un taller de kick boxing en el gimnasio Sakuda
que ha sido su último acercamiento con el público antes de defender nuevamente
el título mundial.
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