Con todo respeto por la opinión de Deivy y los comentarios de muchos
relativos a la participación del Perú en las Olimpíadas de Estambul, siento que
es pertinente hacer un análisis de este tema que por lo sensible del mismo,
corresponde tratarlo de una manera objetiva y acorde con la realidad peruana.
El ajedrez en el Perú pese a su creciente popularidad y demostrado talento,
lamentablemente no tiene
ni ha tenido una organización que fomente torneos de cierta jerarquía donde los
jóvenes valores puedan alternar con maestros internacionales y grandes maestros
de quienes obviamente en el fragor de la competencia van a ir evolucionando
hasta conseguir un nivel que les permita representar dignamente a nuestro país.
Estoy refiriéndome básicamente a torneos absolutos porque si bien es muy
positivo organizar competencias infantiles y juveniles, es imprescindible que
toda esa pléyade de nuevos valores tengan un adecuado ámbito donde sigan
desarrollándose. Desafortunadamente generar ese anhelado medio toma su tiempo y
estamos muy lejos de alcanzarlo. Siendo el proceso de un ajedrecista largo,
relativamente incierto y caro por los viajes que implica, son muy pocos los que
con un especial talento y decisión superan esa barrera nacional y adquieren un
nivel competitivo internacional. ¿ No es esto un mérito que merezca un trato
deferente y bien remunerado que a la vez sirva de aliento a los que pretenden
emularlos ? ¿O debemos seguir alimentando en un mundo cada vez más competitivo,
la falacia de que no se debe remunerar a los que representan al Perú ? No
caigamos en romanticismos y chauvinismos que si bien suenan bonito no se pueden
sostener ante el peso de la realidad; si un deportista de alto nivel no hiciera
de su deporte un medio de vida, no podría desarrollar todo su potencial por más
ganas y entusiasmo que tuviera. El ajedrez está en una línea confusa ya que por
una parte están los aficionados, los que están en el limbo y los grandes
maestros. A diferencia de otros deportes,el ajedrez es muy democrático y todos
podemos competir entre sí con las legítimas aspiraciones que ello implica, pero
tratándose de la máxima competencia por equipos como es la Olimpíada Mundial de
Ajedrez ¿ corresponde prescindir de los grandes maestros que viven
exclusivamente del ajedrez competitivo como es mi caso, para reemplazarlos por
jugadores que aún no están aptos para tan magno evento ? Por supuesto surgirán
opiniones subjetivas a esta interrogante, sólo pretendo generar para el futuro
un debate positivo donde prevalezcan los criterios técnicos y no se confundan
las cosas, ya que de pronto pareciera que todos cultivan un compromiso y amor
por el Perú como si fuera de su exclusividad, cuando se asume es un sentimiento
implícito que genuinamente puedo decir he saboreado en más de 30 años
representando internacionalmente al Perú. Me afecta especialmente no poder
jugar la Olimpíada más aún por la manera cómo se han manejado las cosas donde
claramente he visto vulnerada mi dignidad, pero prefiero haberme expuesto a
tanta miseria humana que ser cómplice de situaciones que no comparto.
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