Se dice que morir en lo
que uno más le gusta es un sueño, una reflexión típica cuando uno ve los años
teñirse de canas. Pero no válida e inaceptable para alguien que recién esta
comenzado a caminar en la vida. Edwin Rivera
a sus cortos 17 años de edad fue asesinado por un monstruo al volante.
La imagen trágica en el
kilómetro 23 de la Panamericana Sur fue devastadora. Su bicicleta, esa que
cambió por la típica pelota, partida en dos, metros más allá su casco blanco
que salió volando apenas un camión impacto sobre la aún endeble humanidad del
seleccionado arequipeño.
Otro ciclista muerto en
las pistas y todo el deporte está de luto. Rabia e impotencia, hasta cuando
estos choferes con mentalidad cavernícola, esos que abundan al frente de un
tico o de una combi, esos que deben tener tan baja autoestima que se sienten más
que los demás cuando toman el volante en sus manos.
Esta vez, fue un chofer de
un camión de carga pesada que trató de huir pero los compañeros de Edwin, que
también iban en bicicleta, obstruyeron su pase y lograron detenerlo.
Como todos los fines de
semana Edwin, escolar que cursaba el quinto año de media, salía a ruta, a la
Panamericana Sur que se había convertido en su segundo hogar, para hacer lo que
más le gustaba: pedalear, superar el cronómetro y romper sus límites físicos a
puro pedaleo.
Se preparaba para
representar a Arequipa en los Juegos Deportivos Nacionales Escolares.
Deportista del club AQP Bike, seleccionado arequipeño y toda una vida por
delante truncada por un irresponsable.
El año pasado tres
seleccionados nacionales que se alistaban para un Panamericano también fueron
embestidos por un conductor en estado de ebriedad. Qué hizo el Ministerio
Público, lo dejó libre pese a que el examen de alcoholemia salió positivo.
Esos que dicen que tienen
que defender a los indefensos también son culpables de esta muerte, fueron
permisibles y estas son indirectamente las consecuencias.
Ser ciclista es un riesgo,
eso lo saben todos, no solo porque estás expuesto a una caída sino porque te pones en vitrina de los irresponsables. El
mayor peligro no son los autos, camiones o camionetas, sino los conductores.
Salir a carretera para
hacer fondo es jugarse la vida, más aún si los llamados a cuidarte te dejan al
desamparo. No hay presencia de la Liga de Ciclismo en Arequipa o de los clubes
que por lo menos deberían colocar una moto o una camioneta para que cuide el
paso de los ciclistas. Y qué decir del IPD, indiferencia total. Los condenan a
ser victimizados.
De la PNP, de la Justicia
ni siquiera hay que esperar respeto. El cuerpo estuvo botado en la pista desde
las 9 de la mañana hasta cerca de la una de la tarde.
Tratar de ser mejor, soñar con representar a tu
gente, a tu país, te cuesta la vida. El
deporte, en este caso, no es salud.
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