Cuando Melgar se sublevó en 1978

El capitán y líder de Melgar, Raúl Obando, con Chumpitaz.

Era el año 1978. Melgar las pasaba mal económicamente. Carlos Concha Fernández era el presidente del club y Alejandro Tapia Pacheco era un novato administrador. Ese equipo estaba compuestos por hombres de raza como Raúl Obando, José Aguayo, Fredy Bustamante, Emilio Barra, Víctor Gutiérrez, Alberto Alvarado, José Leyva, etc.
Un equipazo que tenía al frente a Carlos Puertas, el entrenador camanejo histórico para el fútbol mistiano.
Pese al potencial de este grupo, deportivamente las cosas no salieron como se esperaba y económicamente tampoco había mucho que resaltar. Eran épocas de vacas flacas –comenta Raúl Obando – donde había lo justo para financiar sueldos y gastos propios de un equipo de fútbol.
Eso lo sabían los jugadores, sabían que las cosas estaban mal  y lo comprendieron, pero una cosa es aceptar algunas limitaciones y otras agachar la cabeza ante el abuso, eso no se le podía pedir a este grupo y muy rápido lo hicieron saber a la administración del equipo.
Tenían que hacer toda una travesía por bus. De Arequipa a Lima para jugar con Defensor Lima (30 agosto) y de ahí a Talara (3 septiembre) para medirse con Atlético Torino. Era fin de mes. La travesía se iniciaría un lunes. “Nos citaron por la tarde al local de una empresa que quedaba en la Av. Salaverry. El que iba como encargado del equipo era Tapia”, narra el capitán histórico del dominó.
Abordaron el bus sin problemas. Cuando estaban por llegar al kilómetro 48, los jugadores le dicen a Obando que pregunte dónde iban a almorzar. “Fui donde Tapia y le pregunté, me respondió que no había dinero para eso y que les había avisado que tenían que estar almorzados”.
Obando le reclamó y le advirtió que vea una solución porque ellos tenían que almorzar. “Cuando llegamos a Vitor, hice parar el bus en el local del Gato Vitoreño, les dije a todos que bajen porque íbamos a almorzar. Tapia no reaccionó, no bajó, se quedó sentado, entonces le dije que baje para que pague. Se negó”.
Ahí Obando actuó como líder de un grupo que quería dejar bien sentado su posición. “Ah no vas a bajar, entonces nos vemos mañana en Arequipa, no viajamos. Crucé la pista y conmigo lo hicieron varios, estábamos esperando que pase un carro que venga de Camaná para retornar a Arequipa”.
A Tapia no le quedó más remedio que acceder. Bajó y les dijo que iba a pagar el almuerzo, pero dejó en claro que dinero para eso no había. “Yo le dije, ve en qué ahorras, pero no te juegues con el estómago”.
Para Raúl ahora esta es una anécdota, pero en ese momento tenía otro objetivo. “Si no nos hacíamos respetar como grupo nos ganaban la moral. Desde ahí se dieron cuenta que no podían abusar”.
Melgar le ganó a Defensor Lima 1-0 y luego empató 0-0 con Torino.
MELGAR SÍ PUEDE VIVIR SIN INVERSOR
Una muestra de que Melgar puede generarse sus propios recursos la da el equipo de 1981. Melgar estaba sin dinero, el presidente era don Eduardo Valencia, un profesor jubilado, hincha y exjugador rojinegro, y con un gran sentido de la gestión como método para sacar proyectos adelante.
“Nos dijo desde un inicio que no había dinero”, recuerda Obando que una temporada antes había jugado en Municipal. “Un día nos llama y nos reunimos con don Óscar Dávila, que era gerente del Banco de Crédito, y nos pone las cosas en claro. La única forma de sostener la campaña era llenar el estadio todas las fechas. Él se comprometía a darnos un sobregiro todos los fines de mes para pagar sueldos, siempre y cuando nosotros produzcamos dinero para pagar”.
Así fue, el estadio Melgar – cuenta – paraba full todas las fechas. Solo tres meses se sobregiraron. “El club tenía dinero”, sentencia.
Luego vino la compra del club en calle Consuelo y la donación de un terreno… pero esas son historias que pronto contaremos.

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