Los tres partidos que dejaron huella en el Monumental Arequipa


Uno de los ejemplos de lo que puede hacer el pueblo de Arequipa es el estadio Monumental Arequipa de la Universidad Nacional de San Agustín. Esa obra, prácticamente, se financió en gran parte con los aportes de arequipeños que compraron rifas profondos para su construcción.
Ese escenario guarda recuerdos del fútbol moderno arequipeño desde que abrió sus tribunas en 1993. Ya con un estadio Melgar algo obsoleto (fue inaugurado en 1940), Arequipa necesitaba un coloso y la San Agustín iba a cumplir ese capricho comprometiendo a toda la población para que lo sintiera suyo.
Fueron varias rifas, en todas se sorteaban autos. Es la obra de ingeniería más importante de la Unsa, aunque hasta ahora no esté culminada tal como lo había planificado el rector de ese entonces que luego fue alcalde de la ciudad y gobernador regional, el Dr. Juan Manuel Guillén Benavides.
Las obras se iniciaron en 1991. El coloso a grandes rasgos estaba proyectado para convertirse en el segundo escenario más grande del Perú. El primero, en el papel, era el estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con capacidad para 100 mil espectadores. El segundo tendría que ser el coloso agustino para 60 mil.
¿Dónde se construyó? En un terreno donde en febrero de 1985 el papa Juan Pablo II, en su visita a Arequipa, beatificó a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo y coronó a la imagen de la Virgen de Chapi. Esa tierra era santa.
La primera etapa concluyó en 1993 y para conmemorar tal acontecimiento se armó todo un programa especial que coincidió con el día central del aniversario 165 de la casa agustina. Fue un jueves 11 de noviembre, cerca de 15 mil almas llenaron las graderías, la gran mayoría eran estudiantes. Como testigo de esa fiesta estaba el capitán de América, Héctor Chumpitaz.
“Queremos demostrar que los peruanos somos capaces. Esta obra está hecha por arequipeños. No tenemos la culpa que la especie humana se haya dividido en dos clases, la arequipeña y el resto. Este estadio lo entregamos al Perú”, dijo Guillén Benavides en un discurso regionalista que ensalzó el entusiasmo de las tribunas.
¿Quiénes fueron los padrinos? Cómo no podía ser de otra forma: San Agustín y el Cristo de la Caridad.
El primer partido que se jugó en ese grass, que aún no era el que trajeron luego de España, fue una definición del campeonato de fútbol Inter Escuelas. El duelo entre Ingeniería Geológica e Ingeniería Mecánica tuvo un ambiente de final de Copa Libertadores.
Geológica ganó ese compromiso por 1-0 con tanto de Jimmy Pinto Araníbar, jugador de Uchumayo y que actualmente es especialista de deportes en la Gerencia Regional de Educación. La anotación se produjo a los 6´ del primer tiempo de un potente frentazo que convalidó como gol el árbitro Godofredo Sánchez.
Pero el primer partido con tinte oficial que se disputó en ese coloso se dio los primeros días de 1995 en el partido de ida de la final regional de la Copa Perú de 1994. Fue un lleno total, la gente colmó las graderías, más de 20 mil personas abarrotaron sus instalaciones para ver, también un partidazo, Aurora, que era el vigente subcampeón de la Copa Perú, y el siempre temible Alfonso Ugarte de Puno.
El árbitro de ese compromiso fue el iqueño Félix Puma que tuvo como uno de sus asistentes a Jorge la “Pepa” Mamani. Fue 1-0 a favor de los “tigres” con tanto de Luis “Rocoto” Paredes.
En la vuelta Aurora pierde en Puno y se van a un tercer compromiso definitorio en Moquegua. Ahí ganan los mistianos y se van a Lima, donde quedan por segunda vez subcampeones de la Copa Perú.
Ese mismo año, 1995, la obra se inauguró oficialmente pese a que no estaba terminada. Fue el primer partido de fútbol profesional. Otro clásico: Melgar vs. Alianza Lima. Ahí sí, fueron más de 35 mil almas al estadio. Un lleno de banderas, excepto la tribuna sur.
El 30 de julio se disputó ese compromiso. A los 10´ Waldir Saenz puso el 1-0 y a los 73’ aparece Jorge Lazo para convertir uno de los goles más gritados por los rojinegros.
Cuando el ariete blanquiazul fue a recibir el trofeo a butaca se produjo un conato de bronca que terminó con el aliancista con la cabeza rota, le habían pegado con un candado.
A partir de ese año, el Monumental Arequipa o Monumental Virgen de Chapi, ha sido testigo de jornadas memorables de fútbol arequipeño, recibió además los Juegos Bolivarianos de 1997, ha soportado un terremoto, la Copa América 2004, Campeonatos Sudamericanos Sub-17 y Sub-20, etc. En su gramado se ha escrito historia.


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