Aún los Juegos Trasandinos no han muerto


 El Instituto Nacional de Deportes (IND) de Chile ha invitado a representantes de Perú, Argentina y Bolivia a la reunión de los Juegos Deportivos de la Juventud Trasandina (Judejut) que se realizará el 17 y 18 de agosto en la ciudad de Arica.

El objetivo de esta cita es reactivar los Juegos Trasandinos luego de cinco años, la última edición, la XIX, se disputó en el 2018. 

La invitación ha sido cursada al Instituto Peruano del Deporte (IPD) y a los Consejos Regionales del Deporte (CRD) de Puno, Moquegua, Tacna, Cusco y Arequipa, que son los que toman parte de esta justa deportiva que reúne a deportistas de Chile (Arica, Tarapacá, Coquimbo, Antofagasta e Iquique), Bolivia (Tarija, Chuquisaca, Oruro y Potosí) y Argentina (Salta, La Rioja, Jujuy y Catamarca).



La última edición de los Juegos se realizó en Chile en el año 2018. Posteriormente se tuvo que realizar en Perú (2019) pero se suspendió por motivos económicos. Esa fue la tercera vez que este evento se suspendió, en el 2009 la causa fue el Dengue y en el 2015 la decisión de Argentina de no participar.

Aunque la idea de organizar una competencia que reúna a deportistas de Chile, Argentina, Bolivia y Perú nació en 1991, fue recién en 1998, tras firmar el Acta de Arequipa en 1997, que se disputó la primera edición: Chile 1998.

El objetivo de los Trasandinos es dar la posibilidad a deportistas de provincias a competir por su país, además de confraternizar y fortalecer lazos de amistad deportiva.

De las 19 ediciones disputadas  en 17 ocasiones campeonó Arequipa y las otras 2 fueron títulos para la argentina Salta.

En los Judejut participan deportistas hasta 19 años de edad en distintas disciplinas como el vóley, básquet, natación, atletismo, tenis de mesa, gimnasia, judo y tae kwon do. El fútbol no logró su ingreso.

Uno de los problemas de los Judejut fue que pese a su vigencia, casi cinco ciclos olímpicos, su nivel deportivo fue disminuyendo. Ya no solo se requería participar y sino competir, por lo que la discusión de las últimas ediciones se fundamentó el elevar las marcas técnicas y disminuir el número de deportistas por país, para mejorar la calidad del evento.

Otro inconveniente que se tuvo los últimos años fue el centralismo. Lima nunca vio con buenos ojos los Trasandinos por la importancia que cada año ganaba y la cantidad de deportistas sureños que no solo se preparaban para sus torneos regionales sino para competir a nivel internacional. Su intromisión en la organización enviando a técnicos deportivos que desconocían la realidad del deporte sureño, malogró un trabajo que estaba dando frutos al menos en el plano nacional.

La próxima reunión de Arequipa significa una última esperanza para que la llama transandina despierte.

 

Comentarios